Una tecnología diseñada por dos investigadores de la Universidad de Alicante (UA) permitirá a las plantas potabilizadoras ahorrar un 80% de sus costes económicos y medioambientales. La investigación de los catedráticos de Química Física y Química Inorgánica Emilia Morallón y Diego Cazorla se enmarca dentro de un proyecto europeo que ha obtenido 2,2 millones de euros de financiación y en el que participan también la Universidad de Vigo, la empresa mixta de suministro de agua de València Emivasa, una empresa italiana y otra portuguesa.

Los investigadores llevan ya un año trabajando en el proyecto, que finalizará en octubre de 2020, y han conseguido «muy buenos resultados en laboratorio, donde tenemos una pequeña planta piloto», explica Morallón. El método que han desarrollado consigue regenerar el carbón activado que utilizan las plantas potabilizadoras para absorber los contaminantes en la propia planta. Hasta ahora, indica la investigadora, cuando el carbón no absorbe más contaminantes es necesario sacarlo de los pozos y llevarlo a un alto horno donde mediante un proceso térmico a una temperatura muy elevada se disuelven los contaminantes y se puede volver a llevar a la planta para que cumpla de nuevo su función. En este proceso térmico el carbón pierde propiedades, por lo que es necesario añadir nuevo carbón activado y mezclarlo. Con el nuevo método electroquímico la regeneración se lleva a cabo en la planta potabilizadora y además no se altera su capacidad de absorción, por lo que no es preciso añadir más cantidad de carbón una vez finalizado el tratamiento.

Para poder hacerse una idea de los costes que supone este proceso, la catedrática indica que para suministrar agua potable a una población de un millón de personas se utilizan 700 toneladas de carbón activado. Cuando es necesario regenerar el material, la gestión de trasladarlo a un alto horno alcanza un coste de 70.000 euros sin contar la mano de obra de vaciado de los pozos. Así, el nuevo método ofrece un importante ahorro a las plantas y no sólo económico, sino también medioambiental. Aparte de evitar transportes, con el nuevo método se emitirán cuatro veces menos de Co2 a la atmósfera. Y, si tienen éxito en el escalado industrial, puede suponer una mejora medioambiental importante si se tiene en cuenta, como apunta Morallón, que a nivel mundial en un año se consumen cinco millones de toneladas de carbón activado. Además, Europa importa un 80% de este material, ya que en su mayor parte se produce en China.

Este tipo de carbón cuenta con una cantidad de superficie por masa muy elevada y al mismo tiempo se le ha generado mayor porosidad por lo que su capacidad de absorción es altísima, expone Morallón. Gracias a ello es capaz de eliminar tanto herbicidas como contaminantes orgánicos que puedan encontrarse en el agua. Por este motivo es el más utilizado en las plantas potabilizadoras, que también pueden usar ozonización o cloro.