Miles de niños llenaron ayer el centro de Alicante para recibir a los Reyes Magos y disfrutar de la Cabalgata, que partió de la Avenida de la Estación y llegó al Ayuntamiento tras bajar por la Rambla y enfilar la calle Altamira. La espera de quienes llegaron con tiempo para ocupar las 7.000 sillas que se vendieron con antelación y los que buscaban un sitio desde donde ver bien el desfile de la noche más mágica del año mereció la pena.

La banda de cornetas y tambores de Tómbola abrió la comitiva, en la que participaron 1.300 personas y 24 carrozas, que se desarrolló en tres partes diferenciadas. Primero la animación con superhéroes gigantes, grandes caballos blancos con ángeles y una colla de «nanos i gegants», ballets y batukada. Varias bandas animaron el espectáculo con villancicos y canciones tradicionales. Después llegaron las carrozas con escenas bíblicas que narraron l0 instantes anteriores al nacimiento de Jesús como la petición de cobijo de San José en la posada y la anunciación a los pastores, así como el registro en el padrón y el Nacimiento en el pesebre.

Los niños seguían expectantes el desfile, muchos de ellos a hombros de sus padres para no perderse detalle. Y llegó la carroza de la Estrella que presagiaba la inminente llegada de Melchor, representado por el director de El Corte Inglés, Juan Cabello; Gaspar, por el gestor comercial del grupo Heineken; y Baltasar, al que encarnó el director comercial del grupo El Sorell, David Olivares. Los pajes y sus Majestades repartieron 30.000 regalos, 6.000 kilos de caramelos, 12.000 chocolatinas y 2.000 miniroscones que niños y mayores demandaban a gritos desde las aceras y ellos lanzaban a manos llenas.

El más aclamado fue el Rey Baltasar, cuyo nombre corearon miles de personas a su paso. Y al que más de uno le recordó lo bueno que ha sido durante el año a la espera de que pasara por su casa de madrugada. Cerraron la Cabalgata varias carrozas de firmas comerciales, un trenecito y un autobús.

Tres mensajes

Una vez en el Ayuntamiento los Reyes se dirigieron a los asistentes, a quienes mandaron cada uno un mensaje de amor, igualdad y solidaridad. Además les animaron a irse pronto a la cama y sin hacer ruido para no asustar a los camellos. Antes de despedirse pidieron que los niños besaran y abrazaran a su familia y amigos en la Plaza del Ayuntamiento, «a la de una, a la de dos y a la de tres», les animaron. Además, en el Salón Azul repartieron algunos regalos a quienes sus padres habían inscrito previamente.

Este año la organización de la Cabalgata fue adjudicada a Vectalia y parte de los beneficios, como los de la venta de las sillas, irán destinados a proyectos de infancia de Cáritas. La implicación del mundo de las Hogueras y de la Semana Santa, con 150 cofrades para dar vida a las escenas bíblicas, y de once bandas de música hicieron posible que la magia llegara a la ciudad.

Policía Nacional, Local y Protección Civil velaron por la seguridad durante el recorrido. Los voluntarios atendieron tres caídas, de dos hombres y una mujer, que necesitaron traslado hospitalario tras sufrir daños en rodilla y pierna y una brecha en una ceja.

Antes de subir a sus «camellos» en la Cabalgata, sus majestades llegaron en barco a la zona de Levante del Puerto, donde les esperaban más de un millar de personas. Llegaron con una media hora de retraso con respecto al horario previsto a bordo de una embarcación de la Guardia Civil. Allí pudieron saludar a cientos de niños antes de partir, acompañados por el alcalde, Luis Barcala, y por el concejal de Fiestas, José Ramón González, hacia la plaza de Toros, donde cientos de familias disfrutaron del espectáculo «Crazy Dreams, misión especial Navidad», antes de recibirles entre vítores y aplausos.