E ra, para muchos, la primera peregrinación a Santa Faz y la última para otros tantos, en su mayoría cargos del bando zaplanista del PP defenestrados en la confección de candidaturas. Para los populares, en todo caso, la romería fue la escenificación clara de los últimos coletazos de una época. La ausencia de Eduardo Zaplana , por primera vez en años, a su cita con el sagrado lienzo, y justo tras la ejecución política de sus partidarios de las candidaturas electorales, fue la constatación del carpetazo casi definitivo del poder que ha mantenido el ex ministro «manu militari» durante años y la apertura de o tra página en el PP, la que protagoniza Francisco Camps , que tiene una primera reválida el próximo 27 de mayo pero que, en caso de perder el Consell, podría ser punto de partida y de final, al mismo tiempo.

Con la cita electoral siempre planeando sobre la jornada, unos cuantos se estrenaron en la peregrinación que les llevará a la primera línea política mientras que otros, la mayoría del bando zaplanista del PP y algunos cargos socialistas, ya tienen fecha de caducidad y empiezan a poner punto y final a una aventura, según el caso, de lustros. Pese a la ausencia de Zaplana y con las heridas políticas aún manando sangre por su exclusión de la listas, los partidarios del ex ministro, alineados con Joaquín Ripoll , no se arrugaron, al menos de puertas para afuera, ante la demostración de poder de los campistas, más fuertes que nunca en la provincia tras copar la lista a las Cortes y la local de Alicante, cuyas caras nuevas, en su inmensa mayoría, estaban ayer a la estela de Camps y del alcalde Luis Díaz Alperi camino de Santa Faz.

Los cargos del PP agrupados todavía bajo el manto del zaplanismo, pese a la clara derrota en la batalla de la confección de lista y pese a la ausencia de Zaplana, llegaron a San Nicolás en bloque. Todos juntos. Como tratando de poner sobre la mesa una fuerza que merma a cada minuto. Arropando a Ripoll se presentó en la Concatedral, un cuarto de hora antes de las ocho de la mañana, un séquito del que formaban parte, entre otros, algunos de los ilustres excluidos de las candidaturas como Carlos Mazón , Macarena Montesinos , la edil María José Rico o los diputados autonómicos Lola Peña y Juan Manuel Cabot . Junto a ellos también estaba la consellera Gema Amor , una de las pocas supervivivientes del zaplanismo en la lista autonómica, además de buena parte del equipo de gobierno del PP en la Diputación con los vicepresidentes José López Garrido y Mari Carmen Jiménez - otra que está en la cuerda floja y que podría quedar fuera de la lista de Elda - y los diputados Juan Molina y Asunción Prieto .

También estuvieron el conseller Miguel Peralta , otro de los que ha salvado el pellejo en el último momento y que hizo gran parte del camino junto a Cabot, acompañado del diputado provincial Javier Castañer . Y, manteniendo una cierta equidistancia, el incombustible Miguel Valo r, que de nuevo se ha colocado en las candidaturas con vistas a un nuevo mandato en la corporación provincial, y el edil Juan Zaragoza , con el complicado trabajo de tratar de garantizarse una reelección que no tiene, en estos momentos, asegurada. Camps, ataviado del blusón y la caña, también se presentó en la Concatedral de San Nicolás con antelación a la hora prevista. Saludó a algunos de los que él mismo, hace menos de una semana, había ordenado excluir de las listas y entró dentro del templo. Fue un apretón de manos frío. Sin tensión. De falsa unidad.

Al momento, llegó Alperi, con semblante relajado. Todo lo contrario de las caras de los zaplanistas, circunspectas durante todo el recorrido. La procesión iba por dentro. A Camps y al primer edil les seguían un séquito eterno. Estaba la práctica totalidad de la candidatura a las Cortes con el cabeza de lista Gerardo Camps , los consellers José Ramón García Antón y Milagrosa Martínez , la «número dos» Adela Pedrosa , Rafael Maluenda , César Augusto Asencio , César Sánchez , la ilicitana Elena Bonet , Antonio Peral o el flamante director de la campaña autonómica del PP en Alicante, David Serra , entre otros. Además también estaban en la comitiva el delegado del Consell en Alicante, José Marín Guerrero ; la actual diputada autonómica, Estela Canales ; el secretario autonómico de Turismo, Matías Pérez Such ; además del refuerzo, llegado desde Valencia, del vicesecretario regional del PP, Ricardo Costa . Tampoco faltaron ni los concejales próximos a Alperi que repetirán - Sonia Castedo , Andrés Llorens , Marta García Romeu y Asunción Sánchez Zaplana - ni los hasta ahora zaplanistas que seguirán en la lista municipal - el citado Valor y Juan Seva que se unió mediado el camino a la comitiva - ni los fichajes más mediáticos de los populares. Hicieron su primera romería como aspirantes a ocupar un sillón como concejales en el Ayuntamiento de Alicante los olímpicos Isabel Fernández y Francisco Sánchez Luna, además de la Bellea del Foc de 2005, Laura Chorro , y el empresario José Antonio Sobrino . El despliegue de las fuerzas del bando campista era amplio y considerable. Los zaplanistas, como el año pasado, durante la primera parte del recorrido, se movieron por su cuenta. Se quedaron atrás aunque, al salir a la N-332, volvieron a situarse a la altura de Camps y Alperi. No sirvió para unirles. El jefe del Consell y el primer edil caminaban por la parte izquierda de la calzada en conversación animada. Han conseguido su objetivo de hacerse con el control de las candidaturas electorales y parecían relajarse con un buen ambiente. En la parte derecha, Ripoll y, a su lado, la consellera Gema Amor. Y, tras ellos, el resto del zaplanismo con semblante más serio. Separando a Camps y el alcalde de Ripoll, cual casco azul de Naciones Unidas, el obispo Rafael Palmero, en conversación gran parte de la romería con el presidente de la Diputación.

Al llegar a Santa Faz esperaba ya el titular de las Cortes, Julio de España , alejado durante toda la jornada del tono jovial que le caracteriza y, tras su exclusión de las candidaturas, molesto con Camps pero también con Ripoll por cómo ha conducido las negociaciones. Y también otro de los grandes perdedores de la lucha por las candidaturas, Pedro Romero , custodio, en su calidad de edil de Cultura, de dos de las cuatro llaves que permiten abrir el camarín de la Santa Faz. Un veterano dirigente, medio en broma medio en serio, definía gráficamente el escenario de tensión o de regocijo, según va la fiesta, en el PP: «Ahora Pedro podría quedarse las llaves y amenazar con no abrir hasta que le pongan en la lista», aseveró con sorna.

Tras la misa en la que, aunque con cara de circunstancias, campistas y zaplanistas guardaron las formas, cada uno voló por su cuenta. Alperi junto a los concejales, incluidos los defenestrados zaplanistas, almorzaron, como es tradicional, en la Finca San Rafael. Ripoll no se quedó al ágape del consistorio. Y De España no se fue ni con unos ni con otros. El presidente de las Cortes Valencianas compartió el aperitivo con sus familiares. Sí a cudió al almuerzo del Ayuntamiento de Alicante la alcaldable socialista Etelvina Andreu que, cuando llegó, optó por saludar a todos los cargos del PP, incluido el alcalde y los que vivían su última Peregrina en el cargo, que ocupaban las primeras mesas, en lo que constituyó una de las anécdotas de la jornada.

Los cargos del PSPV, a diferencia de años anteriores y a pesar de la escabechina en la candidatura municipal, mantuvieron la unidad. El candidato a la Generalitat, Joan Ignasi Pla , estuvo flanqueado durante el trayecto por la propia Andreu y Ángel Luna , su refuerzo para la lista autonómica. También estuvieron los candidatos a las Cortes Antonio Godoy , Manuel Bueno , Elvira Jiménez , Loli Huesca y Mari Ángeles Rochel ; además de la lista municipal, al margen de Andreu, con Roque Moreno , Carmen Sánchez Brufal , Jorge Espí , Lalo Díez Javier Macho , entre otros. Los únicos que marcharon por separado fueron Blas Bernal y Luis Almarcha , ambos ya sentenciados. Éstos y los defenestrados del PP podrán acudir a la Peregrina de 2008 liberados de agenda y protocolo. El pequeño problema es que, seguramente, la inmensa mayoría preferirían la obligación a la devoción.