E l concejal de Cultura, Pedro Romero, llegó ayer al monasterio de la Santa Faz antes de que entrara la comitiva oficial, como viene haciendo en los últimos años, «para probar antes las llaves, a ver si voy a fallar en el último año», señaló cerca del camarín que alberga la Santa Faz. El edil, que no está incluido en las listas para las próximas elecciones, se mostró ayer más emocionado que de costumbre al tratarse de la última ocasión en la que haría los honores de abrir la hornacina en representación municipal tras 12 años consecutivos: «Hombre, son muchos años y se acaba un ciclo. ¿Cómo no me voy a emocionar ».

La cabeza de la peregrinación entró en la pequeña capilla del monasterio poco antes de las 10 horas y las autoridades políticas - Francisco Camps, Luis Díaz Alperi, José Joaquín Ripoll, entre otros - esperaron mientras admiraban las pinturas de la cúpula la entrada del obispo y su séquito para iniciar la apertura. A pesar de las probaturas de Romero, y como si formara parte de la tradición, el edil tuvo problemas con una de las dos llaves del Ayuntamiento - las otras dos las guardan las monjas Clarisas del monasterio - y tardó unos minutos en abrir el sagrario ayudado por Francisco Bernabé, consiliario de la Semana Santa, que este año vive su primera Santa Faz como capellán del monasterio, en sustitución de Elías Juan. Tras la entrega al obispo, se escuchó el grito de ¡Faz Divina, Misericordia!».