Para ir a la Santa Faz es preciso devoción cristiana, pero también algo de dinero en los bolsillos para comprar algunos de los productos tradicionales que se venden en los tradicionales puestos ambulantes, como los dátiles, la caña de azúcar, almendras garrapiñadas y todo tipo de dulce. Muchos de los que los que van hasta allí regresan a casa con alguno de estos productos como muestra de haber visitado la feria. También hay quien vende botijos, platos de cerámica y recuerdos de ámbito religioso, como reproducciones de la Reliquia, rosarios e imágenes de la Faz Divina.

Pero no es lo único que se vende en los puestos ambulantes de las calles que rodean el monasterio. También hay quienes venden bisutería, ropa, menaje y hasta ropa interior. Se trata de todo un mercadillo en el que los peregrinos pueden adquirir prácticamente cualquier cosa.

Y para quien esté dispuesto a gastar también hay chiringuitos para comer y beber, tómbolas y atracciones de feria para grandes y pequeños.