n La vuelta de Pere Navarro a la Dirección General de Tráfico es toda una declaración de intenciones por parte del Ministerio de Interior: más mano dura para contener la siniestralidad en carretera. Los primeros cambios de la llegada de Navarro a la DGT ya se han podido notar en algo tan prosaico como el tono de las campañas publicitarias (la única daba a elegir entre morir o una vida en prisión tras ser culpable de un accidente de tráfico) pero también en las primeras medidas legislativas: el Consejo de Ministros aprobó el viernes reducir de 100 a 90 kilómetros por hora el límite de velocidad máximo para las carreteras convencionales, en la que se producen la mayoría de accidentes mortales si se habla de vías interurbanas.

Con cifras de 2017, siete de cada diez fallecidos en carretera (vías interurbanas) murieron en este tipo de vías. La reducción de velocidad en carreteras de un único carril por sentido y su adaptación a los estándares del resto de Europa, no será, sin embargo, la única medida que tomará el ministerio de cara a 2019. En la agenda de Navarro está la actualización del carné por puntos tras más de una década en vigor y endurecer las sanciones por el uso del móvil al volante, una de las infracciones más comunes y que se ha erigido como de las más peligrosas. Las distracciones al volante se han colocado, de hecho, como principal causa de muerte en carretera por delante del alcohol y la velocidad.