La falta de proyectos para realizar obras cuya iniciativa dependa directamente del Puerto de Alicante le ha pasado factura en el reparto de la última partida económica a cargo de Puertos del Estado, al quedarse fuera de un reparto de 68,3 millones de euros de fondos europeos que se repartirán entre doce puertos españoles. La externalización de la mayoría de las actividades portuarias provoca que, ahora mismo y tras el relleno de varios muelles para ampliar calado, no haya nuevas iniciativas propias en el Puerto de Alicante, ya que el gran proyecto a medio plazo para la construcción de una terminal cerrada para graneles se adjudicó a una empresa privada, al grupo Eifagge.
En el Puerto de Alicante apenas se ejecutan ahora mismo inversiones propias, y habrá que esperar a ver la evolución del plan estratégico a desarrollar hasta 2022, que tiene como grandes objetivos la construcción de la terminal cerrada para el movimiento de graneles en el muelle 17, que tendrá además una plataforma de vías en ancho internacional, y mejorar la competividad de los muelles para lograr que en el horizonte de 2022 el Puerto mueva cuatro millones de toneladas al año (el 55% granel), 200.000 contenedores y 350.000 pasajeros.
El dato previsto para 2022 supone un crecimiento de un 16% con respecto a las cifras del año pasado. El crecimiento de cruceristas (terminal también de gestión privada) previsto en el plan aún es mayor, ya que prevé multiplicar por ocho los cruceristas que llegaron en 2017. Aunque este año el crecimiento ha sido notable, y se esperan cien mil pasajeros, todavía estamos lejos de la mejor cifra histórica de cruceristas en Alicante, que fue en 2011 con 108.435, una tercera parte del ambicioso objetivo de 2022.
El Puerto dio vía libre en septiembre a otra obra de ejecución privada: el aumento en 3.000 m2 de la lámina de agua en la Marina Deportiva -dársena de Levante-, con lo que Alicante podrá atender más yates y más grandes, mejorando así su competitividad en todo lo referente al impulso del turismo náutico, una de las apuestas de la ciudad para desestacionalizar la llegada de turistas.
Matices
En cuanto al hecho de que Alicante se haya quedado fuera de este reparto, Puertos del Estado apuntó ayer que se trata de «Fondos Comunitarios, y van para proyectos en regiones desfavorecidas, o con rentas por debajo de la media europea, y la Comunidad Valenciana no está en esa situación, como tampoco lo están Cataluña y País Vasco». Este diario trató de obtener declaraciones del Puerto de Alicante, pero no fue posible.
Como resultado de la negociación se ha aprobado una reasignación financiera por importe de 68,3 millones de euros de los programas Feder de Andalucía (36,7 millones), Canarias (0,2 millones), Melilla (0,3 millones) y Murcia (4,9 millones) y de los programas nacionales Fondo de Cohesión (25,5 millones) y Feder-Fondo Tecnológico (0,6 millones), beneficiándose doce autoridades portuarias: A Coruña, Almería, Avilés, Cartagena, Ferrol-San Cibrao, Huelva, Las Palmas, Marín-Ría de Pontevedra, Melilla, Motril, Vigo y Vilagarcía de Arousa.
Los fondos comunitarios relativos al periodo entre 2007-2013 ascendieron a 932 millones de euros repartidos entre 21 autoridades portuarias, permitiendo la cofinanciación de más de 200 proyectos con un volumen de inversión superior a dos mil millones. Los proyectos financiados consisten en infraestructuras portuarias (obras de abrigo, edificios de terminales, accesos, urbanización de instalaciones portuarias, rampas en terminales, plataformas logísticas, servicios e instalaciones), así como actuaciones destinadas a promover la sostenibilidad, seguridad, eficiencia energética y respeto al medio ambiente, proyectos tecnológicos y asistencias técnicas necesarias en las inversiones.
El Puerto de Alicante acabó el verano pasado su última obra propia. La remodelación del muelle 13 para ampliarlo hasta los 250 metros y 4.500 metros cuadrados de superficie. Un muelle moderno y un «arma» más para reducir el impacto ambiental que produce el movimiento de graneles al aire libre, ya que el muelle se encuentra mucho más alejado de la ciudad que el polémico 17, donde se mueven los graneles.
