Que viviremos más dependiendo de dónde nazcamos y, sobre todo, vivamos es una realidad tangible. La contaminación o la ausencia de ella, el entorno urbano, el nivel de vida, el acceso a recursos... todo influye para que nuestra esperanza de vida sea de las que tiran para arriba la media o la rémora de los informes epidemiológicos.

Las diferencias no son solo regionales o comarcales, también lo son urbanas y además con un clara correlación con el nivel socioeconómico del barrio donde vivamos. El ejemplo gráfico lo aportó ayer la Conselleria de Sanidad al poner cifras a la esperanza de vida de varios barrios atravesados por una misma línea de metro. La diferencia de vivir en una zona u otra de una gran ciudad puede determinar que nuestra esperanza de vida media varíe hasta casi seis años: de los 73,4 años de una parada a los 79,2 años de otra.

Esta es una de las conclusiones recogidas en el primer informe de Desigualdades en Salud en la Comunidad Valenciana, elaborado por el nuevo Observatorio Valenciano de Salud (OVS). Los datos utilizados no son nuevos pero sí ofrecen, al compilarlos, una foto fija de cómo es la salud de los ciudadanos de la Comunidad y cómo afectan los determinantes sociales para, en un futuro, aplicar de mejor manera políticas para corregirlos.

Según este informe, pese a que la Comunidad tiene una de las esperanzas de vida al nacimiento de las más altas de Europa (82,3 años, 85,1 las mujeres y 79,5 los hombres), hay «pequeñas» diferencias territoriales que se convierten en grandes cuando se observan los barrios de una ciudad, lo que revela desigualdades por «diferencias socioeconómicas y vulnerabilidad en el entorno».

Las comarcas de la franja costera de Alicante recogen los valores más altos para hombres y sobre todo mujeres, además de comarcas del interior de Castelló como l'Alcalatén y Alto Palancia; el Baix Maestrat y comarcas interiores de Valencia como Camp de Túria o el Valle de Ayora-Cofrentes. En contraposición, las comarcas centrales son las que presentan una menor esperanza de vida, sobre todo para mujeres: Ribera Alta, Canal de Navarrés, la Costera, la Vall d'Albaida, l'Alt Vinalopó y l'Alcoià.

Por grandes ciudades, Castelló tiene una esperanza de vida de 76,09 años para hombres y 82,72 para mujeres; València, 75,66 años para hombres y 82,46 para mujeres y Alicante 76,46 para hombres y 83,04 para mujeres. En la provincia de Alicante, destaca la ciudad de Elche con una esperanza de vida de 76,98 años para ellos y 82,73 años para ellas.

Accidentes de tráfico

Además del territorio, el informe aborda otros ejes de desigualdad como el género, la edad, el lugar de origen el nivel de estudios o la situación laboral. La diferencia de sexos es clara, por ejemplo, en relación a los accidentes de tráfico: las muertes de hombres por este motivo es cinco veces mayor que entre las mujeres, especialmente entre los 15 y 34 años. En mayores de 65 años, los términos se invierten.

También el género marca diferencias en muertes evitables: el 80% de ellas se dan entre los varones: cáncer de tráquea, bronquios y/o pulmón representan casi el 50% de estas defunciones. Aquí también el nivel socioeconómico es causa de desigualdad: los menores de 45 años que viven en zonas socioeconómicas menos favorecidas tienen un riesgo «tres veces mayor» de fallecer por causas evitables prevenibles que las residentes en zonas más favorecidas.

También las muertes por suicidio son tres veces más frecuentes en hombres que en mujeres. Por zonas, en ambos sexos destacan tasas más elevadas en algunos departamentos de salud de Alicante, como la zona de Dénia.

Tabaco y obesidad

Según el informe de Desigualdades en Salud, el consumo de tabaco ha descendido en la población más joven en todos los niveles de educación y clase social, pero en las edades intermedias, el tabaquismo ha aumentado en las mujeres con menor nivel de estudios, lo que acentúa las desigualdades. Y por lo que respecta al consumo de alcohol, se está feminizando. Entre los jóvenes, la proporción de chicas que consumen alcohol de forma intensiva es superior a la de los chicos (20,3% frente al 14,5%). Otro factor analizado por Sanidad, la obesidad, refleja el reemplazo de la dieta tradicional por una mayor consumo de grasa animal y azúcares.