«Dios ha sido justo al repartir, se lo ha dado a alguien que de verdad lo necesitaba». Esta es la frase que no podía dejar de repetir ayer una amiga de Samuel Santiago, un joven de 28 años del barrio de Carrús de Elche, que fue agraciado con un quinto premio del número 29.031. Samuel no olvidará nunca el momento en el que escuchó por televisión que uno de los quintos premios había ido a parar a la ciudad y fue a comprobar si lo tenía. Lo hizo más por pura rutina que por imaginarse que, efectivamente, así sería, por lo que no pudo contener la emoción al ver que le habían tocado 6.000 euros, encima en un boleto que había adquirido el día antes del sorteo, a última hora y por el terminal de ventas en el estanco de la avenida de Novelda en el que espera cada mañana a que lo recojan para ir a trabar. Una rutina, por cierto, que arrastra desde hace tan solo dos semanas, cuando consiguió que lo contrataran tras un año en paro para realizar unas obras en el centro de la ciudad.

Lo primero que hizo cuando se enteró del premio fue ir a comprar una botella de sidra para celebrarlo con el estanquero, que le había repartido la suerte sin saberlo. Lo hizo tímidamente, huyendo de los medios de comunicación que ya estábamos a la espera de conocer quién había sido el agraciado, pero estaba tan emocionado que, finalmente, no pudo ocultarlo. El premio de ayer, aunque el más bajos de los premios de notoriedad de la Lotería de Navidad, supondrá para Samuel un respiro importante y el segundo regalo navideño que recibe por adelantado. El dinero está bien, pero mejor el empleo que necesitaba especialmente para poder mantener a su hijo, de 10 meses. Cobraba 800 euros y, con ese dinero y estando separado, se le hacía muy cuesta arriba salir adelante.

La piedra del dinero

Está en racha, y podría decirse que la suerte le sonríe. No pudo evitar acordarse ayer de cómo «un señor, en una tienda de estas de energía positiva y demás me dijo hace tan solo una semana que me llevara una piedra del dinero», cuenta mientras la saca del bolsillo para mostrarla. Tampoco se le iba de la cabeza las palabras que tan solo 24 horas le había pronunciado el dueño del estanco: «va, llévate uno, que toca». Y así fue.

Samuel no salía ayer de su asombro, mientras recibía la felicitación y el cariño de sus vecinos, pues muchos le conocían del barrio. Su dueño, Isidoro Vergara, no dudó en compartir su alegría, pues «siempre alegra repartir suerte. Samuel aseguró que va a dedicar el premio a hacerle un buen regalo a su hijo y a la familia», pues tal y como reza el lema de Loterías de este año, el mayor premio es compartirlo.