Veinticinco años después, la suerte ha vuelto a mirar a El Campello. El 22 de diciembre de 1993, el premio recayó en el 47.884, un Gordo que marcó muchos años el devenir de esta población. Y ayer, otro 22 de diciembre, los designios de la fortuna marcaron que uno de los ocho quintos premios se haya vendido íntegramente en esta población.

Hace 25 años, el primer premio lo vendió la administración número 1, situada en el casco urbano, y ahora ha sido la administración numero 2, que atiende a sus clientes desde 2002 en la calle San Bartolomé, en la vía principal de la playa del Carrerlamar, la que vendió los 1.700 décimos de los que constan las 170 series del 63.025.

Hace 25 años se repartieron 21.000 millones de pesetas -lo que hoy en día son más de 126 millones de euros- y ayer el montante global de premio alcanzó una décima parte de aquel entonces, con 10,2 millones de euros. Pero ambas situaciones tienen en común el gran reparto de la suerte entre centenares de vecinos.

Detrás de este vendaval de cifras aparecieron ayer infinidad de afortunados que se detenían ante la administración, y mostraban sonrientes su suerte, unos con un décimos, otros con dos. Por cada décimo, 6.000 euros al bolsillo que les dio detrás del cristal la responsable de la administración, Estefanía Femenía Gómez, a la que muchos visitan cada semana desde hace años.

La propia Estefanía transmitía una gran alegría por partida doble: por ser la vendedora del premio y por ser propietaria de alguno de esos décimos, detalle poco habitual en estos casos ya que es imposible que los loteros jueguen todos los números que ofrecen.

De hecho, tanto ella como toda su familia, sus padres, su tía, alguna prima, tenían algún décimo del 63.025, un número que venden desde que abrió la administración el año 2002 y que desde ese primer sorteo compraba el abuelo de Estefanía, José Gómez, que repartía este número a toda su familia. Los sucesores de D. José, muy conocido en El Campello al ser el brigada del cuartel de la Guardia Civil, siguen comprando cada Navidad un número que ayer les dio una inmensa alegría.

Hace tres años, esta misma administración vendió íntegramente otro quinto premio del sorteo de Navidad, el 51.688. Aquella vez se trataba de un número que les consignó Loterías del Estado, pero que vendieron exactamente igual, y todo por ventanilla, tanto a compradores habituales como a turistas que cada año disfrutan de sus vacaciones en El Campello.

Clientes habituales

Esta vez, esta felicidad se multiplicó entre clientes «de toda la vida», con muchos vecinos de la playa del Carrerlamar cuya fidelidad al número ha hecho que por fin obtengan su recompensa. La trabajadora de la ortopedia situada enfrente, una pareja que se iba casar en unos meses, un conocido ceramista local, el ex presidente del club de petanca, un jugador del club de pilota, ... hasta el vendedor de cupones de la Once que tiene su puesto en la misma puerta de la administración. Una «gran familia» de clientes habituales, seguidores acérrimos del 63.025 que ayer cantaron los niños del San Ildefonso.

Esa misma perseverancia hizo que la suerte no solo se quedó en El Campello. Algunos clientes habituales de la administración del Carrerlamar son asiduos turistas que se llevaron su quinto premio a otras provincias españolas. Los casos más significativos, el de un panadero de Badajoz, Juan Méndez, al que Estefanía Femenía envió 13 series y media del 63.025. Aparentemente, según contó el propio afortunado a la lotera, esos 135 décimos eran para repartir entre sus clientes.

Y a otro extremo de la geografía nacional, a Burgos, llegaron otras 15 series que un empresario burgalés que pretendía repartir entre sus trabajadores. Después de estar años veraneando en El Campello, este pueblo marinero le dio la suerte.

Por tanto, salvo esos dos lotes cuantiosos de 300 decimos que volaron fuera del Carrerlamar, el resto de los 1.700 décimos del 63.025 se vendieron poco a poco hasta hace unos días que se dio el número por agotado. Cientos de pellizcos que han sabido a gloria.