La Agencia Estatal de Meteorología prevé que Alicante celebre la Navidad sin lluvias con frío nocturno pero temperaturas suaves en las horas centrales del día, tanto en la costa como en el interior. Las temperaturas oscilarán en una horquilla entre los 5 y los 18 grados. En cuanto al invierno que arranca mañana viernes, no esperan grandes sorpresas aunque Meteorologìa prevé que sea más lluvioso de lo normal.

El mes de noviembre resultó muy húmedo y térmicamente normal en la Comunidad Valenciana. La temperatura media fue de 11.6ºC, es igual que la de la climatología de referencia (11.6ºC), y la precipitación acumulada 117.5 l/m2, que es algo más del doble que la del promedio climático del periodo 1981-2010 (58.4 l/m2).

Sin un episodio de temperaturas destacable a lo largo del mes, noviembre quedó determinado por el temporal de los días 14 al 19, un temporal con cuatro fases bien marcadas y que afectó a diversos puntos de la provincia de Valencia, y también, de forma más dispersa a localidades de Castellón y de Alicante, como fue la ciudad de Torrevieja, donde se acumularon 100 l/m2 en la madrugada del día 19 y donde en el total del mes se han registrado 126.1 l/m2, convirtiéndose en el mes de noviembre más húmedo en esta ciudad desde 1946.

Las zonas más afectadas por el temporal fueron las localidades próximas a la montaña de la comarca de la Safor, localidades de la Ribera y también del litoral de la Safor, y València y área metropolitana, afectada por la tormenta de la tarde del día 16.

Con los datos del temporal de los días 14 al 19 y con los chubascos que de forma aislada cayeron durante el resto del mes, los valores más altos de precipitación en noviembre se han registrado en localidades del sur de Valencia: Barx, 687.4 l/m2; La Drova, 645.6 l/m2; Alginet, 405.9 l/m2; Carcaixent, 301.2 l/m2; Sueca, 263.1 l/m2; en la provincia de Alicante, el máximo acumulado se registró en Gaianes, 220.7 l/m2; y en la provincia de Castellón, el máximo se ha registrado en Torreblanca, 165.0 l/m2; y Sant Mateu, 154.3 l/m2. En el otro extremo, en el observatorio provincial de Alicante, sólo se acumularon 21.6 l/m2 en el mes de noviembre, en Novelda 31.0 l/m2 y en Ademuz, 37.2 l/m2.

El otoño climático 2018 (trimestre septiembre-octubre-noviembre) ha resultado cálido y muy húmedo en la Comunidad Valenciana. La temperatura media ha sido 16.5ºC que es 0.3ºC más alta que la del promedio normal (16.2ºC) y la precipitación acumulada ha sido 323.4 l/m2, que es un 70% superior que la del promedio climático del periodo 1981-2010 (190.6 l/m2).

Sin un pico de calor destacado en el trimestre, lo más notable en cuanto a temperatura fue la extraordinaria invasión de aire ártico (extraordinaria por lo temprana, ya que días fríos como los de este final de octubre se suelen registrar varias veces al año casi todos los inviernos), que dejó un ambiente plenamente invernal, de forma que los días 28, 29 y 30 de octubre resultaron los más fríos del otoño 2018.

El carácter muy húmedo del otoño estuvo determinado por los dos temporales que se registraron a mitad del mes de octubre y del mes de noviembre. Sumando los datos de todos los temporales del otoño, en Barx se han acumulado más de 1000 l/m2 en el trimestre (1021.8). Otros registros destacados del trimestre son: La Drova, 917.4 l/m2; Tavernes de la Valldigna, 882.8 l/m2; Torreblanca, 724.1 l/m2; Alginet, 647.0 l/m2; Sant Mateu, 594.2 l/m2.

En el otro extremo, los valores más bajos de precipitación se han registrado en algunas localidades de Alicante, donde han quedado por debajo de 100 l/m2: Novelda, 98.3 l/m2; Villena, 99.6 l/m2.

En cuanto al primer avance de cómo se ha comportado climáticamente 2018, éste va a resultar con una probabilidad alta cálido y húmedo en el conjunto de la Comunidad Valenciana. La temperatura media de 2018 será probablemente 0.5ºC superior a la del promedio climático normal, y la precipitación un 25% superior.

A pesar del carácter muy cálido, 2018 será algo más fresco que los últimos cuatro años (2014 a 2017), que resultaron los más cálidos de la serie. En la serie de temperatura media anual desde 1941, el año 2018 será probablemente el undécimo más cálido.

El año más húmedo desde el año 2007 y el décimo más húmedo desde 1941, aunque no todo el territorio ha presentado superávit pluviométrico en 2018, ya que hay zonas de la provincia de Alicante (sobre todo del norte), y del sur de Valencia, en las que la precipitación media ha sido inferior al promedio normal. Mientras, en amplias zonas del litoral de Valencia y Castellón y del interior de Castellón, el acumulado en 2018 supera en más de un 50% el promedio climático normal.

La primavera y el otoño son cada vez más largos debido al cambio climático y los árboles de hoja caduca

prolongan también su período de actividad, un hecho que, junto a la escasez de agua, agravará la situación medioambiental en el área mediterránea, según un estudio de investigadores del CSIC y la UAB.

En los últimos cincuenta años, sobre todo a partir de la década de los setenta, se ha comprobado que debido al calentamiento, la primavera llega antes y el otoño acaba más tarde, una situación que está generando que las hojas de muchas especies de árboles broten más pronto y, por el contrario, caigan tardíamente.

Según un trabajo del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales de la UAB y de la Unidad de Ecología Global del CSIC, que hoy publica la revista Science, aunque estos cambios pueden ser positivos -la hojas verdes aumentan así su labor de "secuestro" de CO2 por la fotosíntesis, lo que reduce los gases de efecto invernadero-, esta situación sería contraproducente en la cuenca mediterránea, debido a la escasez de agua.

En las zonas húmedas, los bosques pueden acumular mucho vapor y se forman nubes que refrescan el ambiente e incrementen las lluvias, lo que a su vez prolonga la vida de las hojas en especies como el fresno o el manzano.

Sin embargo, en las regiones mediterráneas, en los períodos de sequía estivales, y aunque los árboles reciban mucha radiación, no disponen de agua suficiente para transpirar y refrescar el ambiente o generar esa misma nubosidad. El resultado es que el clima de estas áreas es más cálido.

Además, una presencia prolongada de hojas verdes en las copas de los subsuelo disminuya antes, lo que afectará a la ecología del bosque y su pervivencia.

En declaraciones a Efe, Iolanda Filella recalca que, no obstante, "es difícil hacer predicciones claras", ya que en cada

región el balance entre beneficios y perjuicios provocados por este fenómeno serán diferentes y dependerán de múltiples factores.

Filella incide en que, aunque no ha sido objeto de este estudio, es evidente que una mayor "vida" de las hojas tendrá una repercusión en algunas especies animales, cuyos ciclos vitales, de migración, alimentación o reproducción, están unidos a determinadas plantas, y se pueden ver alterados.

"Los cambios fenológicos se producen tanto en plantas como en animales, y son distintos en cada especie. Pueden producirse asincronías en las interacciones entre polinizadores y plantas, es decir, que una planta nutricia de un insecto florezca antes de lo previsto", señala la investigadora del CSIC.

Por otro lado, el incremento de actividad de las plantas provoca mayores emisiones de compuestos orgánicos volátiles (COV) que también pueden tener efectos sobre el cambio climático, ya que forman aerosoles que reducen la radiación incidente y llegan a condensadores de nubes.

Aunque los COV ayuden a "refrescar", una emisión demasiado elevada conllevaría un aumento de la presencia de ozono y de metano, gases invernadero que, paradójicamente, provocan un calentamiento del ambiente.