A los niños les divierte hablar de caca y pedos porque «no lo asocian con algo guarro, sino con broma y risa. Y les encanta experimentar». De este modo explica la psicóloga infantil Teresa Marín Salinas el furor este año por los juguetes escatológicos, agotados algunos de ellos desde hace semanas en las tiendas de Alicante.

«Pedrete el mono guarrete» ha arrasado en las cartas a Papá Noel, que gana a los Reyes Magos: seis de cada diez juguetes llegan a las casas en Nochebuena. A menos de una semana de la visita de Santa Claus, en los comercios apenas queda alguna caja, reservada, de «Pedrete». Contiene una ruleta que hay que girar. «Estira de su dedo y observa cómo se infla el trasero del mono, pero ¡cuidado!, tienes que evitar que se tire un pedo. Si no, perderás», explican las instrucciones.

«Poopsie Slime Surprise»

Un unicornio con gastroenteritis, el «Poopsie Slime Surprise», es otro de los juguetes más populares del momento. Un animal mitológico a la vez que hiperrealista pues se alimenta con una comida especial que toma con biberón. Cuando se le aprieta la barriga lanza por un agujerito, en forma de corazón, que tiene en su parte trasera un chorro de purpurina y color que varía según lo que haya comido ese día.

«Baño Boom, ¡Atrapa la caca!»

El «Baño Boom, ¡Atrapa la caca!» está agotado, afirman Juan Rodríguez y Nicolás Vicente, de la planta de juguetería de un centro comercial de Alicante. El juego incluye un desatascador y un váter, y hay que tirar de la cadena para echar el dado. La caca -un excremento muy sonriente- puede salir volando en cualquier momento tras apretar el desatascador: el jugador que la coja del suelo gana una ficha. Y si la atrapa al vuelo, se lleva dos.

«¡Caca Chaf!», «PePe P-2» y «Cerdito cochino»

También están «¡Caca Chaf!», no pises los excrementos de perro diseminados por un tablero mientras caminas con los ojos vendados; «PePe P-2», un juguete con forma de excremento que forma parte de un juego de mesa; el «Cerdito cochino» que, si se tira un pedo, pierdes; y cacas «Play-doh». Con ellas, los niños pueden crear personajes de cacas con plastilina, más de 50 combinaciones con los accesorios que incluye.

La atracción infantil por lo escatológico siempre ha existido porque «significa lo prohibido y a los niños les gusta ir traspasando los límites que les marcan los padres. Les encanta pero hasta ahora no se traducía en demasiados juguetes reales. La novedad es que este año sí hay una serie de productos físicos creados por los fabricantes, que responden a una tendencia universal de jugar por divertirse», afirma Maite Francés, directora de Marketing de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes.

La socióloga de la Universidad de Alicante Malena Fabregat, que trabajó en el Instituto Tecnológico del Juguete, opina que esta moda del juego escatológico está conectada con «la tendencia general de volver a lo natural, a los materiales nobles, a tratar con naturalidad cosas que no habían formado parte del mundo del juguete, tan idílico pero falsamente perfecto, donde se ocultan cosas de la vida, que debemos empezar a tratar desde una óptica diferente».

Bellies, SuperZings, Lol y drones

Otros juguetes agotados esta Navidad son las Bellies, muñecas interactivas; los SuperZings, pequeños muñecos coleccionables; y las Lol. Miguel Sánchez, encargado de una juguetería de Alicante, destaca la demanda de bebés llorones con lágrimas de verdad. Drones, que arrasaron hace un par de años, robótica, patinetes y monopatines siguen teniendo admiradores pero este año ha gustado un tipo de juguete más «natural».