El Banco de Alimentos de Alicante considera una falta de responsabilidad y una mala práctica tirar a la basura y abandonar junto a los contenedores comida del programa cofinanciada por el Fondo de Ayuda Europea para las Personas Desfavorecidas, en el que colabora el Gobierno Central. La entidad mayorista, que surte de productos básicos a 200 asociaciones de la provincia, que a su vez los reparten en lotes a familias necesitadas, censura que se desprendan de la comida, aunque se deje a la vista para que otros la puedan recoger, e invita a quienes ya no necesitan determinados alimentos o no les gusten a devolverlos para que las ong los puedan entregar a otras personas.

Los paquetes de legumbres crudas, los potitos de pollo, las latas de judías verdes e incluso la leche son algunos de los productos que personas beneficiarias de estos alimentos que ya no los necesitan abandonan en el suelo al lado de los contenedores, encima de estos recipientes, en plena calle e incluso en las paradas del TRAM.

«Hay una cierta saturación de determinados alimentos muy básicos. Las personas que reciben los lotes no dicen nada, se lo llevan todo y luego lo dejan ahí. Es una mala práctica, un mal ejemplo. Hay que estar ciego cerebralmente para hacer eso porque ellos mismos tienen que estar hartos de ver a su alrededor personas que lo están pasando mal. Dejar alimentos en los contenedores es un espectáculo que debe evitarse. No es serio», afirma el director del Banco de Alimentos, Juan Vicente Peral.

Las redes sociales están llenas de comentarios que reprochan que se abandonen alimentos benéficos junto a los contenedores, lo que atestiguan con imágenes y vídeos. Es el caso de una alicantina que vio en el barrio de Los Ángeles gran cantidad de litros de sopa al lado de la basura y que pensó que estaban caducados. Explica que comprobó que no era así y que vio acercarse a una mujer que tiró más productos. Lo recogió y lo ofreció a una asociación de alimentos. Reclama que se ponga remedio para que nadie tire a la basura comida del Banco de Alimentos, Cáritas y otras ong.

Precisamente, detrás del local de Cáritas de la iglesia de San José otra ciudadana encontró una bolsa en un contenedor con tres latas de judías de 850 gramos y dos bolsas de crema de verduras con caducidad en 2021.

Otro alicantino reconocía que él mismo se ha llevado dos veces alimentos que alguien dejó en la parada del tranvía en la Universidad y que ha sacado en ocasiones de contenedores productos que no habían caducado porque le faltan recursos. El presidente de la asociación de vecinos Sol d'Alacant del barrio Miguel Hernández, Lisardo Gabarre, ha visto paquetes de leche abandonados en su barrio «y alimentos que mucha gente no sabe cocinar, como las legumbres».

Pero no sólo ocurre en zonas modestas, también ha encontrado alimentos tirados en Florida Babel y detrás del ADDA, en pleno centro de Alicante.

El propio director del Banco de Alimentos vio recientemente en la calle Pablo Iglesias dos paquetes de arroz sobre un contenedor. «Algunas personas seleccionan lo que les interesa y lo que no, lo dejan encima de los contenedores, en lugar de devolverlo a la entidad benéfica. Es una cuestión de educación pedir solo lo que necesitan del lote, renunciar a lo que no y devolverlo. No lo dejes en la calle sino en la entidad benéfica».

Peral explicó que la situación de alarma alimentaria de 2013 ha pasado. Por entonces tenían unos 50.000 beneficiarios y ahora unos 35.000. Cruz Roja tiene otro tanto. «El suministro es importante. Hay más calidad y variedad que hace 5 años en los alimentos que se entregan. Sigue habiendo necesidad pero la situación está controlada porque, afortunadamente, tenemos acopio importante de donaciones públicas y privadas».