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Trazos de Alicante para llevarse a casa

Un joven arquitecto dibuja en unos minutos espacios icónicos de la ciudad y deja las láminas en los enclaves para que las coja gratis quien quiera

Esa mañana se decantó por retratar la «Cara del Moro». Iván Valero, un joven arquitecto que se autocalifica como «hijo» de la crisis, llegó al paseo del Postiguet acompañado de su mochila, en la que guarda el material necesario para un proyecto muy alicantino con el que pretende conocer más su ciudad y que la ciudad le conozca un poco más. Le basta con una pluma, una libreta de tamaño cuartilla y un sello, donde figura su dirección en Instagram y su web.

Apenas quince minutos después de situarse frente al Castillo, Iván ya tiene terminado el dibujo, una lámina repleta de trazos de tinta negra en la que destaca el perfil más icónico de la capital alicantina, custodiado por palmeras y unos edificios que completan la imagen.

Tras dejar impresa su firma y poner la fecha del día, Iván saca de su mochila el último elemento indispensable para una iniciativa con la que va ganando adeptos en las redes: saca cinta adhesiva para dejar su lámina en un lugar visible. Elige una papelera del transitado paseo. La pega y se marcha. Antes, eso sí, ha colgado en su perfil en Instagram (@byivanvalero) una foto de su último dibujo, con el perfil retratado de fondo y el lugar elegido para «regalárselo» a la ciudad. Poco después, la lámina ya no está. Alguien, un paseante casual o un seguidor del joven arquitecto, ha visto el dibujo y se lo ha llevado a casa. Y gratis. «Hay gente que me pregunta a través de las redes sociales si lo puede coger y otros me escriben para informarme de que se lo han llevado. También algunos me dicen que no han llegado a tiempo», explica.

Así, con la lámina en manos de un tercero, se cierra el círculo de un proyecto personal que empezó las pasadas Hogueras y que ya ha repartido medio centenar de dibujos de espacios ilustres de la ciudad entre alicantinos. Luceros, el Jorge Juan, el Rico Pérez, el ADDA, la Pirámide o la Plaza de Toros son algunos de los enclaves ante los que Iván se ha parado en los últimos meses. No lo hace por dinero, sino porque le apetece: «Dibujo la ciudad para volver a conocerla y dejo los dibujos para que la ciudad me vuelva a conocer».

El joven arquitecto dejó su ciudad hace diez años, un periodo en el que estudió y trabajó en Barcelona y México. Hace unos meses, decidió regresar a casa para aprovechar un mercado laboral que cuando hizo las maletas: «Este proyecto algún día se acabará. Por ahora sigue cumpliendo su doble función de conocimiento recíproco».

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