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Padres de un instituto contratan a una vigilante para reducir los conflictos

La AMPA de Virgen del Remedio aporta parte de la nómina de la trabajadora que subvenciona Educación para garantizar la convivencia

La vigilante ante su garita, con algunos de los estudiantes del Instituto Virgen del Remedio que se dirigen a la salida. HéCTOR FUENTES

La asociación de padres de alumnos del Instituto Virgen del Remedio de Alicante, en la Zona Norte, colabora con la Conselleria de Educación y con el propio centro educativo en el pago del contrato de una vigilante cuya labor ha logrado «reducir eficazmente conflictos que surgían antes de su existencia», como contempla el proyecto de innovación educativa «Conociendo nuestras culturas», que auna la acción social tanto comunitaria como familiar.

Los responsables de la AMPA se amparan en la asociación Labor para llevar a cabo toda la gestión del vigilante, que actúa como un «agente comunitario» desde la garita que se encuentra a la entrada del instituto.

«Conoce a los alumnos, consigue que entren a clase y no se queden en la calle, contribuyendo a controlar el absentismo escolar con su control y seguimiento, media para evitar conflictos entre los alumnos, se coordina con el Ayuntamiento para informar de situaciones que supongan algún riesgo para la integridad del alumnado, y ayuda a las familias a orientarse sobre cualquier aspecto relacionado con el centro. Es una labor tan fundamental en el centro como en el barrio en general, porque conoce a las familias», subraya Maurilio Bianchi desde la AMPA.

Evaluación

La vigilante se ha convertido para el instituto en una figura «fundamental» para la necesaria convivencia, en palabras de Bianchi, por lo que los padres contribuyen con el pago de 1.100 euros al año de un contrato que se completa con otros 1.900 euros, que aporta el propio instituto, y los 14.400 euros que subvenciona la Conselleria de Educación.

La evaluación de la gestión que lleva a cabo la vigilante, mencionada en el proyecto como agente comunitaria, la llevan a cabo tanto el Consejo Escolar como el claustro de profesores y las entidades que participan de la financiación.

Entre las amenazas que los padres advierten para el adecuado devenir de sus hijos, y frente a las cuales apoyan la actividad diaria de esta vigilante, figuran tanto la dificultad de implicación de las familias en un centro cuya matrícula reúne hasta 35 nacionalidades distintas, como los recortes económicos y que no existe la necesaria estabilidad entre la plantilla docente de un curso para otro, amén de que existe una gran dificultad para lograr el apoyo de entidades colaboradoras.

Como se trata de un proyecto colaborativo que enmarca la labor de esta agente comunitaria con el resto de personal del centro y las familias, «se promueve el desarrollo personal del alumnado, su acción favorece el compañerismo y genera cambios reales en el día a día», sostienen los promotores.

El respeto y amabilidad que desprende esta vigilante no están exentos de la necesaria firmeza, y en su quehacer diario se ha ganado la confianza de los estudiantes, para quienes Sonia se ha convertido en alguien a quien acudir cuando les surge cualquier problema.

«El acercamiento que logra de las familias con el centro permite, a su vez, reforzar y completar otras actividades docentes programadas para el desarrollo del alumnado en todos los ámbitos, tanto académicos como de habilidades sociales», respalda el proyecto.

La agente favorece la integración a la hora del patio y supervisa cualquiera de las actividades que llevan a cabo los alumnos en su tiempo libre «sin que dejen de asumir las normas y límites correspondientes».

La AMPA ha llegado a realizar una encuesta en el instituto para comprobar directamente el grado de satisfacción que existe con el trabajo de Sonia. El resultado refleja un respaldo del 62,5% que agrupa las respuestas de su labor como «satisfactoria» o «muy satisfactoria».

Para poner en común tanto este proyecto como otras iniciativas de los padres y otros colectivos en favor de la diversidad y la interculturalidad, mañana domingo, día 16, se reúnen de manera informal en la denominada mesa comunitaria del barrio Virgen del Remedio en el Parque Lo Morant, a las 12:00 horas, en lo que han denominado «picoteos compartidos», por la unidad y colaboración entre todos.

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