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Almendros, cítricos y cereales, los cultivos más castigados por la «guerra» del agua

En la provincia se han perdido 30.000 hectáreas cultivadas a lo largo de los últimos quince años

La falta de agua de calidad, los bajos precios en el mercado y la ausencia de relevo generacional en muchas explotaciones agrícolas -el 70% de la agricultura alicantina se cimenta todavía en pequeños productores- ha provocado que la provincia de Alicante haya perdido 30.000 hectáreas en producción en los últimos 15 años, según los datos que manejan las organizaciones agrarias y el Instituto Interuniversitario de Geografía de la Universidad de Alicante. En una provincia con 200.000 hectáreas en producción, la cifra es significativa y la falta de agua en cantidad y calidad puede acabar con muchos cultivos, sobre todo los de menor rentabilidad en el mercado. El maíz y los cereales prácticamente han desaparecido desde que comenzó la crisis del agua y ahora mismo, la subida del precio del agua desalada amenaza seriamente a la producción de brócoli, un cultivo muy sensible a los precios.

En el campo de Elche, recuerda Ángel Urbina presidente de la SAT San Enrique, la falta de agua por la sequía del periodo 1998/2002 se llevó por delante ciento y cientos de almendros y también se arrancaron cítricos, que finalmente fueron sustituidos por granados.

La sequía, unida a la falta de respuesta de la Administración, provoca que buena parte de la producción de alcachofas se haya ido a Lorca y Tarragona -provincia que riega, curiosamente, con agua del Ebro-. Por último, la subida de costes por el aumento de los precios del agua pone en jaque una hortaliza de verano de gran valor como es el pimiento ya que es complicado que con la presión que hay sobre el trasvase Tajo-Segura pueda haber agua durante el verano.

La sequía más intensa que se recuerda en la provincia desde que se tienen datos meteorológicos (150 años) ha provocado ya un auténtico descalabro ambiental al haber acabado con 182.000 almendros y una reducción media del 60% en todas las cosechas, lo que tiene contra las cuerdas a 6.000 agricultores. La sequía afecta a 142.000 hectáreas de cultivos, el 45% en tierras de secano, donde su único aporte es el de la lluvia, que no cae con normalidad desde noviembre de 2013.

De 1983 a 2017 se perdieron en la Comunidad 278.865 hectáreas de superficie de tierras de cultivo, lo que supone un 29,8% del total. Asimismo, de 1983 a 2017 la reducción de superficie de cultivo fue de 105.874 hectáreas en viñedo, 40.382 hectáreas en almendro, 22.411 hectáreas en naranjo, 7.908 hectáreas en limonero y 1.120 hectáreas en olivar.

El descenso de la superficie de tierras de cultivo en estos 35 años se ha producido básicamente en secano (44,8%). Por provincias, la tendencia decreciente entre 1983 y 2017 ha sido más acusada en Alicante (42,9%) que en Castellón (-24,5%) y Valencia (-23,1%). Las desapariciones de hectáreas más acusadas se han dado entre 2003-2007 en Alicante y Castellón, y entre 1991-1995 en Valencia, según datos de Agricultura.

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