P ¿En qué consiste su investigación para el reconocimiento óptico de la música?
R Yo me centro en el aspecto científico para enseñar a los ordenadores a leer partituras. Existen muchas investigaciones para reconocimiento de textos, pero yo trabajo con imágenes de páginas de libros de música para conseguir lo mismo, que se puedan procesar miles de páginas rápidamente.
P ¿Por qué se centró en la música
R Porque no lo está haciendo prácticamente nadie. Con este desarrollo, la máquina puede reconocer lo que pone en las partituras y de esta manera se pueden también realizar búsquedas masivas, realizar estadísticas y otras cosas interesantes para los musicólogos como buscar el origen de una canción o de un villancico. Se ha escaneado mucho patrimonio que está en catedrales o archivos, pero sólo con eso no está disponible si no está pasado a mano ni aparece al realizar una búsqueda. Y una aplicación posterior podría reproducir la música.
P ¿Con qué tipo de música trabaja?
R Antigua, principalmente del Renacimiento. Existe un patrimonio enorme de cuando España era un imperio que se desconoce, sobre todo la que está en América. A los musicólogos les interesaba mucho poder traducir partituras antiguas porque el modo de escribir era distinto, como si lees una edición de El Quijote de la época. Si el sistema reconoce lo que pone y la muestra tal y como se escribiría hoy se podría interpretar.
P ¿El desarrollo lo ha realizado con musicólogos?
R En realidad fue casualidad, yo estaba trabajando en la parte científica de este sistema y se pusieron en contacto con el departamento por otra cosa, cuando mi compañero les comentó lo que estaba haciendo surgió la colaboración. A raíz de ésta han empezado una colaboración con la Biblioteca Nacional para que en lugar de ir viendo, como hasta ahora, de imagen en imagen su archivo se convierta en buscable y reproducible, e incluso poder bajarte la partitura. Se trata de hacer accesible el patrimonio.
P Entonces, ¿ya está en marcha la tecnología que ha inventado?
R La parte importante de la investigación son los algoritmos que hay detrás porque hasta ahora no existían. Se basan en aprendizaje automático, es decir, que el ordenador aprende a partir de los ejemplos que le vas ofreciendo hasta que es capaz de reconocer y leer imágenes que no le has dado. La parte algorítmica está resuelta, en el caso de la colaboración con la Biblioteca Nacional ahora son ellos los que tienen que ir proporcionando ejemplos de distintas partituras porque el sistema necesita tener obras distintas para poder reconocerlas, así que no puedo decir en cuanto tiempo estará disponible.
P ¿En qué se va a centrar en los próximos años?
R Lo que tenemos que hacer ahora es atacar las posibles deficiencias, intentar que la máquina aprenda antes y con menos ejemplos, que el esfuerzo sea menor.
R La Inteligencia Artificial ha mejorado mucho, sobre todo en percepción como por ejemplo en la conducción autónoma, pero aún estamos muy lejos de que se asemeje a la inteligencia humana en el sentido de tomar decisiones complejas y completas. Los robots que toman decisiones en contra de los humanos siguen siendo ciencia ficción para el cine. Pero es verdad que el ser humano debe plantearse que si las tareas que hace las puede realizar igual o mejor una máquina, quizá no sea tan interesante que las desempeñe laboralmente hablando.
P ¿Qué supone haber recibido el Premio de Investigación Sociedad Informática de España-Fundación BBVA?
R Cuando me lo concedieron en abril estaba con un contrato temporal en la Universidad Politécnica de València, así que fue una alegría porque la vida de un investigador no estable depende de pedir dinero para investigar para cada proyecto. Un premio así ayuda a seguir y te reafirma en que lo estás haciendo bien. Ahora afortunadamente ya tengo la plaza de profesor en la Universidad de Alicante.
