500 vecinos de las casas que rodean el campo de golf de la playa de San Juan se han unido para denunciar el abandono que, aseguran, sufre esta instalación y para pedir al Ayuntamiento de Alicante que actúe ante lo que consideran un problema de salud pública.

Problemas que, afirman, comenzaron hace un par de años, pero que estos últimos meses han alcanzado dimensiones insoportables. «No se hace mantenimiento de los lagos del campo, lo que genera un olor horrible y enormes plagas de mosquitos cuando hace calor. Este verano era imposible salir a la terraza porque te comían», señala José Manuel Ortín, uno de los vecinos afectados. En años anteriores los residentes aseguran que la empresa que gestiona el campo de golf fumigaba con regularidad, por lo que las plagas de insectos se mantenían a raya.

La Asociación de Propietarios Colindantes con el Campo de Golf pide en este sentido la intervención del Ayuntamiento de Alicante porque consideran que se trata de un problema de salud pública que no sólo les afecta a ellos, también a las personas que pasean por la zona o que acuden al centro comercial que hay en el entorno del golf. «Además pagamos un Impuesto de Bienes Inmuebles muy elevado, lo que nos tendría que dar derecho a disfrutar de un mínimo de servicios», lamenta Bernardo Sancho, otro de los integrantes de la entidad.

Otra de las quejas de los vecinos es la falta de mantenimiento de las zonas verdes y la ausencia de podas y fumigación de los árboles del campo de golf, «lo que provoca que un montón de insectos de los árboles se metan en las casas», señala Ramón Rosel, portavoz de la asociación. El mal estado del vallado del complejo, unido a la falta de seguridad es otro problema. «Por las noches se meten grupos de chavales a hacer botellón e indigentes que pasan en el campo de golf». Otro de los vecinos, Antonio Ballester, critica además que la policía hace caso omiso a sus llamadas, «porque alegan que se trata de una propiedad privada». Una situación que hace que se sientan asustados, ya que la única separación entre sus viviendas y el campo de golf suelen vallas de poca altura. «Nos da miedo que comiencen a producirse robos», lamenta Ramón Rosel.

El campo de golf se inauguró en el año 1998 y se trata de uno de los pocas instalaciones de estas características que hay dentro de una ciudad. «El mantenimiento por tanto es distinto al de un campo que está a 15 kilómetros de la ciudad. Aquí si lo dejas de cuidar y vigilar, repercute directamente en los vecinos no sólo que viven en el entorno, también al resto de ciudadanos de Alicante que pasean hacen sus compras por la zona», señala Antonio Ballester. Los integrantes de la asociación calculan que unas 10.000 personas viven en las cerca de 3.000 viviendas, la mayor parte de ellas chalés y adosados, que rodean el campo de golf.

Este periódico se puso en contacto días atrás con la empresa responsable del campo de golf para recabar su opinión sin que ninguno de sus responsables quisiera hacer valoraciones.