Treinta y ocho hectómetros cúbicos para diciembre y los agricultores pueden darse por satisfechos. Este es el mensaje que trasladó ayer el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, a los representantes del Sindicato Central del Acueducto Tajo-Segura, a los que había convocado en Madrid para tratar de acercar posturas tras el divorcio que mantienen ahora mismo agricultores y Ministerio para la Transición Ecológica tras el recorte del trasvase de noviembre. No hubo acuerdo y, lo que es peor, los regantes -encabezados por el presidente Lucas Jiménez, y entre los que estaban José Andújar, vicepresidente; y Javier Berenguer, presidente de Riegos de Levante- se volvieron a la provincia sin ninguna explicación convincente y esperanzadora. Mantienen por tanto las movilizaciones pero siguen sin concretar las acciones.

Sin subvenciones

El ministerio les trasladó que solo les garantiza agua cuando la reserva de agua en los embalses de Entrepeñas y Buendía esté en el nivel 2 (por encima de los 600 hm3). A partir de ahí, en el nivel 3, (entre 400 y 500 hm3), la decisión será de hasta 20 hm3 pero condicionada a que los estudios propios de la Confederación del Tajo prevean un aumento de las reservas. Si no se da esa circunstancia, solo habrá agua para el abastecimiento urbano: 7,5 hm3.

El secretario de Estado -la ministra no se ha reunido con los agricultores desde que tomó posesión- trató de quitar responsabilidad al actual equipo gestor acusando al «memorándum» de ambiguo, pero sin aclarar si el ministerio está dispuesto a solucionarlo. Además, Morán les trasladó que el agua desalada dejará de estar subvencionada porque lo prohíbe la Unión Europea, el mismo mensaje que lanzó la exministra Isabel García Tejerina (PP) en el congreso de regantes de mayo en Torrevieja. Las lluvias que están barriendo este otoño gran parte de la península, incluidos los embalses de cabecera del Tajo desde donde parte el trasvase a las provincias de Alicante y Murcia -esta semana el complejo Entrepeñas/Buendía almacena 628 hm3, 28 hm3 más que la semana pasada y 228 hm3 por encima de la reserva estratégica- han posibilitado que los embalses españoles recuperan los niveles de agua de hace diez años, cuando todavía no había comenzado el ciclo seco que sacude la provincia.

Los datos sobre la reserva facilitados por el Ministerio para la Transición Ecológica son rotundos. España se acerca al invierno con un total de 30.367 hm3 de agua embalsados, el 54,29% de su capacidad y 9.792 hm3 más que en noviembre de 2017 y al mismo nivel que hace diez años, cuando la reserva este mismo mes alcanzaba los 30.200 hm3.

Junto al trasvase Tajo-Segura y el hoy fallido Júcar-Vinalopó, en España están operativos todos los años trasvases que llevan agua del río Ebro a Bilbao, Santander y Tarragona; del Tajo al Guadiana, del Negratín al Almanzora, del Guadiana al Tino y el Odiel, del Ter al Llobregat, del Guadiaro al Majaceite (Bahía de Cádiz), o, por ejemplo, del río Júcar al Turia, este último moviendo 115 hm3 al año sin que nunca haya habido una sola crítica de los regantes de la Ribera, contrarios a ceder agua para la provincia de Alicante.

La sequía no es un fenómeno extraordinario porque se repite cada 20/25 años en el conjunto de España y cada diez en una provincia, como Alicante, donde por virtud de su orografía se combinan dos tipos de clima. Una provincia que tiene dos realidades climáticas bien diferentes, como lo demuestra el hecho de que de la Sierra de Bernia hacia el norte se recojan hasta 1.600 litros por metro cuadrado al año y en la Vega Baja tan solo 150 litros.