Utilizando de forma disciplinada los principios de su partido, el alcalde de Alicante, el popular Luis Barcala, metió ayer de lleno la educación en el debate político de la ciudad. Y por partida doble, atancando por un lado parte de la herencia que en esta materia dejó el tripartito al abogar por el retorno al distrito único a la hora de elegir colegio frente a la división en zonas escolares que alentó el gabinete del socialista Gabriel Echávarri y sus socios; y, por otro, atancando las principales políticas del actual conseller de Educación, Vicent Marzà, de Compromís. En este sentido, el primer edil pidió a la Generalitat la devolución de los conciertos educativos a los centros afectados en cumplimiento de las sentencias que ha ido dictaminando el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad (TSJCV).

El alcalde utilizó además un escenario idóneo para estos discursos, la comisión permanente del consejo confederal nacional de la Concapa (Confederación Católica de Padres de Alumnos), reunido en Alicante y que representa a 31 centros concertados de la ciudad «y a más de la mitad de la población escolar del municipio».

Fue allí donde el primer edil anunció que presentará ante el Consejo Escolar Municipal (CEM) su propuesta de recuperar el distrito único de matriculación en la ciudad «para facilitar y devolver a los padres la elección del centro educativo de sus hijos sin las trabas de las zonas escolares implantadas por el anterior gobierno municipal y que restringía la libertad de las familias».

Barcala considera que la supresión del distrito único fue una mala práctica inspirada por el tripartito, que logró su aprobación en el Consejo Escolar en febrero de 2016 por un solo voto de diferencia, con 11 a favor, 10 en contra y tres abstenciones. Barcala se apresuró a recordar que en aquel famoso consejo la Concapa ya votó en contra de aquella medida.

El primer edil abogó porque «la enseñanza sostenida con fondos públicos se pueda elegir en libertad, con la calidad necesaria para aumentar al máximo la autonomía de los alumnos en función de sus necesidades.»

Además, Barcala hizo frente común con la Concapa en su pulso contra Marzà esgrimiendo argumentos muy similares a los de la jefa del PP en la Comunidad, Isabel Bonig. En primer lugar, el alcalde subrayó que «exigimos a la Generalitat que devuelva los conciertos educativos a los centros afectados tal y como está dictando las el TSJCV». Y recordó que esta confederación se encuentra «directamente afectada» por los cierres de las aulas concertadas y la no renovación de los conciertos que en su día asumió la Conselleria de Educación y contra las que han fallado esas sentencias. Por eso, Barcala acusó a Marzà de «abrir una lucha sin cuartel contra la educación concertada, fundamentalmente formada por centros católicos».

«Casi todo en valenciano»

También contra la política del conseller de Compromís, el munícipe hizo un «llamamiento para que «la enseñanza de la lengua no sea un motivo de enfrentamiento ni de imposición y que los padres puedan elegir la lengua vehicular con la que quieren educar a sus hijos».

En este sentido mostró su rechazo al proceso de inmersión lingüística puesto en marcha por la Generalitat, primero con el decreto sobre plurilingüismo y después con la ley que se aprobó en febrero, de la que censuró que «obligue a impartir prácticamente en su totalidad en valenciano las clases en la etapa de Educación Infantil, eliminando el uso del castellano, y en un 65% las materias en Primero y Segundo de Primaria».