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Lluis Bonet

"Sin calculadoras se deja al alumno huérfano para aprender Matemáticas"

Desde el instituto Mare Nostrum de Alicante, se echa las manos a la cabeza ante la prohibición de usar calculadoras en selectividad

"Sin calculadoras se deja al alumno huérfano para aprender Matemáticas"

Desde 1989 ejerce como profesor de Matemáticas en la provincia, primero en la UNED a distancia y después a estudiantes de Secundaria en el instituto. Son 30 años de docencia ininterrumpida y de continua formación personal porque, tal y como defiende y experimenta cada día, para enseñar al alumno de hoy hay que estar muy bien preparado. Por eso, sostiene que no se puede dar la espalda a las tecnologías, léase, las calculadoras.

Tengo entendido que ha dejado oír su voz en las reuniones de la Gestora de las pruebas de acceso a la universidad para reclamar el uso de calculadoras.

Así es porque lo que se determina para esas pruebas provoca que después el profesorado se ciña a las directrices y tampoco use las calculadoras en clase. Al final no sabes demasiado bien si enseñas Matemáticas o preparas para una prueba concreta. Es un poco triste y no debería ser así.

No parece que haya un criterio unánime. Los responsables de la selectividad

El modelo de las PAU -Pruebas de Acceso a la Universidad- es bastante obsoleto. Casi no ha cambiado desde que estudiaba yo y han pasado 40 años. Al final lo que hemos hecho es ir para atrás en lugar de avanzar.

¿En las aulas de Secundaria no está generalizada esta tecnología?

No se acepta de forma masiva, pero veo claro que, al estar prohibido y cortado desde arriba para la PAU hace que la gente no se lance.

¿Y el alumno aprende realmente Matemáticas con una calculadora que lo resuelve todo?

Al final se trata de un dispositivo que tienen que aprender a manejar. La calculadora no razona, hace lo que le digas, y cometiendo errores se aprende. Aparecieron las calculadoras gráficas, las que hacen cálculos simbólicos, la herramienta geogebra, muy potente para trabajar matemáticas. Todo esto requiere formación del profesor, que tiene que estar dispuesto a aprender más y más para no quedarse anclado, y supone un esfuerzo porque en cuestión tecnológica se avanza continuamente.

¿Diría que son imprescindibles?

Antes se enseñaba con lo que había, pero en el momento en que aparecen estos medios, que aportan un plus a la materia, no podemos dejar a los alumnos huérfanos en este sentido. Tienen el derecho fundamental de recibir la enseñanza, pero no solo eso, sino con la mejor calidad, la mejor enseñanza posible. Si no se lleva la calculadora al aula, no estamos ofreciendo a los alumnos lo mejor para la asignatura.

¿Cuál es su propuesta?

La solución no es prohibir. Hay que apostar por usar estas herramientas, pero tiene que cambiar el modelo de examen de selectividad y que la administración ponga medios para que el profesorado se arme bien para usarlas y progresar.

En la Universidad se vieron obligados a hacer cursos cero en Matemáticas porque el alumnado llegaba flojo del instituto.

¿El problema de que lleguen mejor o peor a la Universidad va a ser que sepan o no manejar la calculadora? No creo. Damos cuatro horas semanales de Matemáticas y en Francia, siete. La Universidad es reacia a los cambios porque el profesorado encargado de las pruebas está acomodado. Los cambios suponen un esfuerzo y trabajo. Habría que buscar otros modelos, otro tipo de problemas.

Y qué me dice de los resultados de las pruebas PISA? Las autonomías con mejores resultados no usan calculadoras. Y un estudio de Harvard tampoco las aconseja.

De todos los informes que he leído, ninguno demuestra que el uso de calculadoras o aplicaciones matemáticas empeore los resultados, todo lo que aportan es positivo. El tiempo que se usa en clase para operaciones que se vuelven rutinarias deja de interesar al alumno, y como ya ha adquirido esa destreza, a partir de las herramientas accede a representaciones gráficas, simulaciones y problemas más acordes con la vida real que difícilmente puede resolver sin esas herramientas.

¿Considera alguna edad más adecuada para usarlas?

Con mis alumnos cogemos la calculadora gráfica en segundo de ESO. Sé que hay gente que no está de acuerdo, pero no les perjudica. El cálculo mental no lo es todo. Trabajamos la resolución de problemas de la vida cotidiana y el análisis de los resultados generan discusión y debate. Al final no es cuestión de calculadoras sí o no porque lo que aportan es análisis y razonamiento. Les preparamos mejor para lo que encontrarán fuera de las aulas, en cualquier empresa, si han adquirido destrezas en el uso de estos elementos tecnológico. Si luego fallamos en PISA quizá sea el modelo de prueba.

Nuestros vecinos, Portugal y Francia, ponen límites al uso de la calculadora.

Pero una calculadora no tiene acceso a internet. Podrá almacenar datos pero se puede resetear. En Francia tienen calculadoras modo examen para los más preocupados, se quitan módulos a los que no acceder y ya está.

¿Le resulta complicado al alumno?

Todo lo contrario. Las Matemáticas son la base de la tecnología, parte importante de la Medicina y la Física. Todos avanzan ¿y nosotros seguimos anclados? Los alumnos están más predispuestos, más receptivos, y ya no dicen «profe, ¿esto para que sirve?».

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