Más de 100.000 colillas. Es la ingente cantidad de residuos de cigarrillos que acaban en el suelo y que barren al día los trabajadores del servicio de limpieza de Alicante. Todo un problema de imagen e higiene que no cesa pese a que arrojar colillas tiene multa de hasta 210 euros, de ahí que el Ayuntamiento haya empezado a sustituir las viejas papeleras por unas nuevas con cenicero incorporado, en un intento de evitar el mal hábito de los fumadores que las tiran al suelo o al pie de los árboles.

Estas papeleras, de color gris, a juego con el resto del mobiliario urbano, incorporan un cubo de mayor capacidad que el de las viejas papeleras azules que se están sustituyendo, y en su parte superior llevan integrado un cenicero metálico donde se pueden apagar los cigarrillos y depositar las colillas que, al igual que la ceniza, quedan almacenadas en un cajetín para una fácil retirada.

En un principio se van a cambiar 200 papeleras tanto en el centro como en los barrios dentro del contrato que el Ayuntamiento tiene firmado con la empresa de limpieza UTE Alicante.

«Además de evitar que los fumadores tiren las colillas al suelo, también pretendemos reducir los incendios ocasionales que se producen tanto en papeleras como en contenedores al arrojar cigarrillos mal apagadas», señala el concejal de Mantenimiento e Infraestructuras, Israel Cortés.

El concejal explica que el objetivo principal es conseguir que los fumadores dejen de tirar colillas al suelo por no saber dónde apagarlas «y contribuir a eliminar un residuo que es difícil de recoger al quedar atrapado en las juntas y huecos de las losetas de las aceras». Es decir, las colillas restan eficacia a la limpieza de la ciudad.

El edil hace un llamamiento a toda la población y, particularmente, a los fumadores para que aprovechen estos ceniceros colocados en las nuevas papeleras apagando en ellos sus cigarrillos. Con ello se evitarán imágenes habituales al pie de los árboles, sobre todo donde hay paradas de autobuses muy transitadas, donde se acumulan cientos de colillas.

Los alicantinos se deshacen al día de unos 100.000 residuos de cigarrillos. Esto supone el 30% de la basura que barren al día los trabajadores de limpieza, según estudios realizados por organizaciones ecologistas, que afirman que por cada botella se plástico se tiran 18 colillas. Tardan en deshacerse hasta 12 años y contienen sustancias tóxicas que se liberan con el agua. Al llegar a los ríos y mares, son ingeridas por peces, pájaros y otros animales, que mueren al no poder digerirlas.

«Somos conscientes de que son muchos los fumadores que salen desde sus lugares de trabajo y de establecimientos públicos a fumar a la calle. Hemos dado instrucciones para que esto se tenga en cuenta a la hora de sustituir las papeleras», señala Cortés.

El Ayuntamiento está intentando colocarlas en farolas y semáforos y lejos de las fachadas para evitar que puedan molestar a comercios y porterías de viviendas. Las nuevas papeleras con cenicero sustituyen a las que estaban en peores condiciones y a las que se habían retirado por estar muy deterioradas. Todas las azules se cambiarán por las grises con cenicero a medida que se deterioren.