El PSOE sigue sangrando en Alicante. La crisis desatada en la agrupación después de que a principios de este mes el proceso de primarias quedara suspendido escribió ayer un nuevo capítulo. Fue durante una reunión entre miembros de la ejecutiva local socialista con asociaciones vecinales y cívicas del barrio de San Gabriel. Allí, el representante de una de esas entidades preguntó la razón por la que el PSOE no está llevando al Ayuntamiento algunas de las grandes controversias sociales que vive la ciudad; es decir, vino a reprochar al partido del puño y la rosa que el tono de su oposición al actual alcalde, el popular Luis Barcala, adolece de cierta debilidad. Pues bien, en su respuesta, el secretario general de la ejecutiva local, Miguel Millana, se descolgó admitiendo que efectivamente esa oposición a Barcala no es todo lo fuerte que debería ser; pero a continuación matizó que la culpa «es de València».

Millana se refería así a la decisión del líder del PSPV, Ximo Puig, de abortar en abril el intento de su ejecutiva local de retirar a Eva Montesinos de la portavocía para darle ese puesto al concejal Miguel Castelló. Millana y el sector al que está vinculado, que es el del exsenador Ángel Franco, arguyen que aquello fue una injerencia de Puig en los asuntos domésticos de los socialistas alicantinos

La respuesta que dio ayer Millena causó la perplejidad entre los distintos portavoces vecinales de San Gabriel que habían acudido a ese encuentro. En el mismo no estuvo Montesinos, aunque la que sigue siendo portavoz municipal del PSOE sí acudió al acto posterior en el que los socialistas repartieron folletos para dar a conocer sus propuestas de cara a las próximas citas electorales y se hizo la foto de familia con la militancia.

Un tono desangelado

Lo que intentó hacer el PSOE en San Gabriel era resucitar sus actos de precampaña en los barrios después de la traumática interrupción de las primarias, pero el acto quedó así más que desangelado. En primer lugar, porque es muy difícil hacer precampaña cuando no se cuenta con un candidato máxime cuando el principal rival, que es el PP, sí lo tiene y es además el alcalde. Con lo que eso conlleva.

Y en segundo, por ese clima de guerra fría en el que siguen atrapadas las distintas familias socialistas como se probó tanto entre los que sí fueron-esas palabras de Millana sobre Montesinos a una persona ajena al partido- como entre los que no. Porque en cambio no hicieron acto de presencia los alcaldables formulados por otras corrientes del PSOE, como el sanchista José Asensi o el candidato que en su día propuso el sector de Franco, el médico independiente Andrés García Trillo, cuya irrupción como posible número uno de la próxima lista municipal aceleró la crisis que acabó dando al traste con las primarias.