n «Es penoso que estemos así en pleno siglo XXI. Tengo tres hijos con el mismo problema hipoacúsicos, pero el mayor, de 14 años, se está viendo muy dañado este curso por la faltad de especialistas en lenguaje de signos. Los otros dos van bien en el colegio Rabassa». Julio Campos, ha unido su firma a la de los centenares de personas que suscriben la petición de intérpretes de signos para el instituto Virgen del Remedio.

«El más pequeño, con cuatro años, ha adelantado muchísimo estos dos meses y medio de clase, se nota mucho cunado nos juntamos todos a cenar. Y al de diez años ni siquiera se le notan los audífonos, pero el mayor cada vez va más retrasado y es muy doloroso»

Julio y su mujer dudaron en el momento en que su hijo tenía que pasar al instituto. «Ella prefería que se quedara otro año en el colegio, porque estaba muy bien atendido y avanzaba muy bien. Pero nos aseguraron que el IES Virgen del Remedio tenía muy buenos profesionales, hasta este curso, mira por dónde», lamenta.

Para Julio resulta inconcebible que «estas criaturas que necesitan el apoyo para entender lo que explican sus profesores», pasen los días en clase «como si fueran muebles».

Se ha propuesto presentar una queja formal la margen de las firmas, pero ahora, en paro, le falta tiempo para buscar trabajo. «Antes podía llevarle también a un especialista privado, pero ahora nos resulta imposible y está acusando un retraso importante», se queja.