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La DGT bajará a 90 la velocidad en más de 2.000 kilómetros de carreteras de la provincia de Alicante

Tráfico apuesta por comenzar a aplicar en enero la medida con el objetivo de poner freno a la escalada de la mortalidad en las vías secundarias

Una carretera de la provincia en la que se produjo un accidente de tráfico. tony sevilla

Toca levantar el pie del acelerador. La Dirección General de Tráfico (DGT) prepara una batería de medidas con las que pretende mejorar la seguridad en las carreteras e intentar atajar el incremento de la mortalidad, entre las que destaca la reducción del límite de velocidad de 100 a 90 kilómetros por hora en las vías secundarias. En el caso de la provincia de Alicante, serían 2.090 kilómetros los afectados por esta iniciativa, según los datos del Ministerio de Fomento.

Las carreteras convencionales de la provincia registraron en 2016 un total de 947 accidentes de tráfico en los que hubo 27 víctimas mortales, 91 heridos graves y 1.330 leves, según los últimos datos contabilizados por la DGT. Una cifra, la de fallecidos, que no deja de crecer, ya que en el año 2013 hubo 17.

El director general de Tráfico, Pere Navarro, sostiene que «conocemos donde se nos mata la gente en carretera y todos los estudios indican que, para bajar la siniestralidad, hay que reducir la velocidad en carreteras convencionales y hacer cumplir los límites establecidos. Y en eso estamos trabajando».

La DGT prepara un Real Decreto por el que a partir de enero de 2019 todas las vías convencionales tengan el límite de velocidad establecido en 90 km/h. La medida no solo afectará a vehículos y motocicletas, ya que furgonetas, autobuses y camiones también tendrán que reducir la velocidad de 90 kilómetros por hora de estos momentos a 80 cuando entré en vigor el decreto.

No obstante, hay que tener en cuenta que en una parte de estas carretera secundarias la velocidad ya está reducida porque sólo se puede ir a 100 km/h en los tramos que tengan arcén de al menos 1,5 metros.

Según Navarro, la implantación de esta medida supondría un descenso de la mortalidad en las carreteras convencionales de España cercano al 10%, teniendo en cuentas que en estas vías tienen lugar alrededor de un 75% de los accidentes mortales.

Las carreteras convencionales, teniendo en cuenta el tráfico que soportan, presentan un riesgo de fallecimiento en accidente de tráfico 3,6 veces superior al de las autopistas y autovías.

La sustitución de las señales de tráfico se podría realizar con placas adhesivas que se peguen en las que hay ahora, tal y como se realizó cuando en el año 2011 el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero aprobó la reducción de la velocidad en las autopistas y autovías de 120 a 110 km/h. Una medida justificada en el ahorro energético que suponía y que apenas estuvo en vigor cuatro meses.

El director general de Tráfico apuesta por el endurecimiento de las sanciones y por la pérdida de puntos ante las nuevas «conductas de riesgo» al volante y el elevado índice de siniestralidad.

Otras de las medidas que quiere introducir son la pérdida de seis puntos (ahora son tres) por conducir utilizando el móvil con la mano y de cuatros puntos (ahora tres) por no llevar el cinturón de seguridad, el casco o el sistema de retención infantil.

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