Hasta la eternidad, resguardado bajo tu propia parroquia. La iglesia de Benalúa, ofrece desde hace unos días un nuevo servicio a sus fieles: un columbario con 80 hornacinas, con capacidad para 160 urnas funerarias, donde se podrán conservar las cenizas de tus seres queridos en el mismo lugar donde has acudido a misa en centenares de ocasiones.

Coincidiendo en la celebración del día de los fieles difuntos, el 2 de noviembre, el obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui, bendijo en la iglesia de San Juan Bautista unos columbarios que son únicos en la ciudad de Alicante y que apenas tienen comparación con otras instalaciones funerarias de este tipo, ubicados dentro de las propias iglesias. Para que el templo de Benalúa ofrezca este servicio a sus fieles, se han dado dos circunstancias. Por un lado, la instrucción «Para resucitar con Cristo» aprobada por el Papa Francisco en 2016, que regula el tema de la conservación de las cenizas en caso de cremación y señala que las cenizas deben mantenerse en un lugar sagrado, es decir, en un cementerio, una iglesia o «un área especialmente dedicada a tal fin por la autoridad eclesiástica competente» como es el caso de este columbario parroquial.

Y por otro lado, la peculiar configuración de la iglesia benaluense, con una cripta en el subsuelo de grandes dimensiones, se presentaba como una ubicación ideal para albergar restos funerarios. De hecho, en esta cripta ya hay tres panteones privados, dos de familias conocidas de la ciudad y uno donde están los restos de los sacerdotes que guiaron las riendas de la parroquia desde primeros del siglo XX. El último cura fallecido que entró en la cripta es Federico Sala Seva, que murió en 2003, pero el párroco siguiente ya no se pudo enterrar allí ya que desde hace unos años, no se permite la inhumación de cuerpos en iglesias.

El párroco actual de Benalúa, Joaquín López, es el promotor de esta iniciativa, tanto por ser el responsable del templo como por ejercer el cargo de canciller del Obispado. Desde el departamento jurídico de la entidad, se ha elaborado un reglamento marco sobre columbarios parroquiales, que esa pendiente de la firma del decreto por parte del obispo Murgui y que se publicará en breve. De este modo, el Obispado abre la puerta a que en más iglesias de la diócesis se construyan nuevos columbarios como «lugar de memoria de los difuntos y oración».

De momento, en la iglesia de San Juan Bautista se ha establecido un precio de 2.000 euros cada hornacina (IVA incluido), con capacidad para dos urnas y un periodo de utilización de 30 años, renovables cuantas veces sea preciso. Todavía no hay propietarios de estos espacios funerarios, pero Joaquín López asegura que ya le han mostrado su interés «varios vecinos del barrio, que quieren conservar sus cenizas enterrados a los pies de su propia iglesia».