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Ayuntamiento, vecinos y urbanistas apelan a que Puerto y ciudad consensúen su desarrollo

Coincidencia general en el rechazo a la planta para almacenar combustible en suelo portuario

Ayuntamiento, vecinos y urbanistas apelan a que Puerto y ciudad consensúen su desarrollo

"El Puerto en la ciudad, ¿oportunidad o amenaza?" ha sido el título de la mesa redonda organizada este lunes en la sede de la Universidad de Alicante por los profesores José Ramón Navarro Vera y Jorge Olcina para debatir el momento actual de las relaciones entre la ciudad de Alicante y su Puerto, prácticamente inexistentes a nivel práctico y con una historia marcada por los contínuos desencuentros, como ha ocurrido en las últimas semanas con el proyecto para construir en el muelle 19 una macroplanta para almacenar y distribuir combustible.

Precisamente, el urbanista José Ramón Navarro Vera ponía el dedo en la llaga, al apelar a que "la relación entre Alicante y su Puerto debe someterse a una reflexión profunda y dejar la batalla permanente o esa indiferencia mutua entre ambos. Hay que trabajar para buscar las posiciones comunes y establecer un marco permanente de colaboración. En mi opinión, la ciudad tendría que tener más peso en el consejo de administración y, por otro lado, no vivir pendiente del talante de los responsables de la Autoridad Portuaria". De hecho, el Puerto declinó participar en la mesa redonda.

"En esta ciudad, la historia de las relaciones entre la ciudad y el puerto es un relato dominado por un clima de indiferencia mutua de la que sólo se sale cuando emergen los conflictos, como ocurre en la actualidad, situación en la que influyen las leyes portuarias que amparan al Puerto frente a la ciudad. En la historia reciente, no se conoce de ninguna iniciativa por parte del Ayuntamiento, ni de la Autoridad Portuaria, para abrir un diálogo destinado a superar este estado de cosas", subrayó Navarro Vera.

Armando Ortuño, ingeniero y profesor de la Universidad de Alicante coincidió con Navarro al subrayar las dificultades que muestra el Puerto de Alicante durante las últimas décadas para dar respuesta a los surgidos, de forma análoga a lo que le ocurre a la ciudad en su conjunto en otros tantos temas.

"Actualmente se está finalizando la redacción del Plan Estratégico del Puerto donde precisamente, a mi modo entender se debería dar respuesta a dos cuestiones que considero clave. ¿Qué Puerto quiere la ciudad de Alicante? Me consta que se ha llevado a cabo un proceso de participación ciudadana al respecto pero, en todo caso, creo que hay dos planos muy diferentes que deben ser compatibles, la aproximación a escala urbana, es decir, la integración puerto-ciudad, que afecta principalmente a la ciudad de Alicante y el papel comercial -tanto de mercancías como de viajeros- que debe enmarcarse en un visión provincial. Es decir, debemos pensar que el Puerto no es de la ciudad de Alicante sino de la provincia de Alicante. En el consejo de aministración me parece que deberían incluirse miembros de otros ayuntamientos y representantes de la provincia".

Armando Ortuño subrayó que se trata de buscar un equilibrio en las relaciones, definir ¿cuáles van a ser los mecanismos que se articulen para la resolución de conflictos en ese borde urbano para evitar que los problemas se enquisten como ha ocurrido en las últimas décadas: caso de la Explanada, el barrio del Heliodoro Madrona, los graneles - afortunadamente parece que en vías de mejora- o los depósitos en la actualidad. En otras palabras, ¿cómo se van articular esos procesos de participación ciudadana para dotarse del mayor consenso posible y agilizar la toma de decisiones?",

José Santamaría, vicepresidente de la asociación Gran Vía Sur-Puerto, señaló, por su parte, que el Puerto debe ser una oportunidad para la ciudad y no una amenaza permanente, acusando directamente a los respectivos responsables que han pasado por la Autoridad Portuaria de Alicante de "poca sensibilidad, falta de respeto a los ciudadanos y una visión del desarrollo portuario que es incompatible con el desarrollo de la ciudad. Este es el origen del conflicto, entender que la oportunidad económica supone enfocarla solo hacia unos pocos ente empresariales y no de respeto a los intereses de toda la sociedad alicantina".

El portavoz vecinal critició la falta de "sintonía ambiental" del Puerto como un "elemento urbano ubicado en el corazón de Alicante". Santamaría recordó, en este sentido, la polémica por el intento de implantar una planta para la fabricación de biodiésel que provocó tres manifestaciones con miles de vecinos en contra que provocaron la retirada del proyecto, la carga y descarga de graneles, el proyecto de los silos para almacenar y distribuir cemento con más de cien mil toneladas que resultó un fiasco, que haya astilleros junto a los barrios "los mismos contra los que luchó durante años Santa Pola, o el actual proyecto para la instalación de los 18 macrodepósitos de combustible que nos devuelve a un conflicto que se había superado en 1005".

Santamaría apeló a recuperar el plan de usos postuarios de 2006 que, según Santamaría, define la utilización de los espacios portuarios permiendo solo "actividades comerciales, náutico pesqueras y deportivas. Estos son los pilares bajo los que debe apoyarse el Puerto. Museo marítimo, cruceros, restauración, vela, buceo€ y si después es necesaria una ampliación hacerla hacia el mar y no en dirección hacia el Barranco de las Ovejas como establece la reserva de 1.800 metros prevista en el plan del puerto", aserveró Santamaría, que puso como ejemplo cercano a copiar la ciudad de València con el proyecto del Balcón del Mar y "con la restauración de los derechos del barrio de Nazaret, que sufrió los efectos de una expansión portuaria depredadora y hoy ha sido compensado con 200.000 metros cuadrados de suelo portuario para una zona verde".

Por su parte, Mari Carmen de España, concejala de Urbanismo, apuntó que "debemos apostar por un Puerto plenamente integrado con la ciudad que, al margen de la actividad industrial, sea sostenible con el entorno, con la actividad deportiva, con los intereses turísticos y con el bienestar de los ciudadanos. La vinculación de nuestro Puerto con nuestra ciudad es mucho más importante que en otras ciudades, por lo que no se entiende un plan de usos del Puerto que no se alinee con el modelo de ciudad y capitalidad al que aspiramos para Alicante".

Para la concejala de España, el proyecto de los depósitos para almacenar combustible constituye un "sinsentido, un despropósito y no tiene cabida en el modelo de ciudad y el marco de progreso que queremos para Alicante. Este proyecto responde únicamente a un interés comercial que choca directamente con el interés general de los ciudadanos y vulnera su derecho a que su ciudad les brinde unas condiciones óptimas de salubridad, seguridad, calidad paisajística y bienestar. El Puerto debe entender que no puede dar la espalda al sentir unánime de una ciudad, que no quiere este tipo de instalaciones en su Puerto, en su ciudad. Es por ello que apelamos a su responsabilidad, a su lealtad institucional y también a su coherencia, ya que insistimos en que en el año 1995 el propio Puerto se unió al Ayuntamiento, a la Generalitat y al Gobierno Central para dejar patente el rechazo a determinas usos e instalaciones en el Puerto, como es el caso de los depósitos de carburantes".

Integrar el espacio portuario

Para el concejal de Guayar, Miguel Ángel Pavón, mesas redondas como la de la sede de la UA, debieran ser una oportunidad para integrar el espacio portuario en la ciudad, una integración de la que tenemos algunos ejemplos, con mayor o menor éxito, en el entorno de la gran dársena deportiva del puerto, desde el uso como sala de exposiciones del edificio de la antigua Lonja del Pescado al uso público de espacios portuarios como la zona Volvo, la Plaza del Puerto o el Paseo de los Mártires de la Libertad, pasando por el edificio, actualmente casi sin uso, del complejo Panoramis.

"Unos usos que en algunos casos han generado problemas puntuales de delincuencia o de ruido, como en el entorno de los pubs y las discotecas que aún existen en la zona y cuyas concesiones deberían revisarse para apostarse por un turismo familiar frente al turismo de borrachera que tanto daño está haciendo a diversas zonas del área central de la ciudad, un modelo turístico familiar con el que encaja mejor el flujo de visitantes que aportan los cruceros turísticos", destaca Pavón,

Según el edil, en torno a la zona comercial del puerto esa integración es casi nula y tan sólo podemos hablar de la estación provisional de autobuses, del edificio de la antigua Casa del Mar, de la dársena pesquera o "del casi inaccesible Parque del Mar, separado de la avenida de Elche por unas vías del tren que habría que desmantelar en todo el tramo que discurre junto al parque y que llega hasta la antigua estación de Benalúa, la actual Casa Mediterráneo - una zona de vías muertas que Fomento baraja convertir en un apartadero de trenes de mercancías -, para que ese espacio fuera ocupado por una gran zona verde que diera continuidad hasta el Parque del Mar al eje de zonas verdes extendido entre la plaza de la Puerta del Mar y Casa Mediterráneo (Explanada, Parque de Canalejas, zonas verdes de la Avenida de Loring y del acceso sur), un cinturón verde entre el puerto y la ciudad que debería llegar hasta el barranco de las Ovejas e incluso, más allá del puerto, hasta la zona de Calabarda y del Saladar de Agua Amarga.

La recuperación urbanística y ambiental de todo ese frente marítimo sur haría posible, según Pavón, que el proyecto del paseo litoral de Alicante tuviera continuidad con cierta consistencia hacia el sur, un frente marítimo que linda, al igual que el puerto, con el espacio marino protegido de Tabarca (LIC y ZEPA). En ese sentido la prevista ampliación del puerto en paralelo a la costa desde el barranco de las Ovejas hasta Agua Amarga supondría inviabilizar esa recuperación: el Puerto debe renunciar a esa ampliación por su negativo impacto ambiental y urbanístico.

"Un aspecto que también nos preocupa es la pérdida o el riesgo de pérdida de patrimonio en el ámbito portuario. El derribo del antiguo edificio de la Comandancia de Marina es un buen ejemplo de la indolencia de la Autoridad Portuaria y del propio Ayuntamiento ante la protección de nuestro patrimonio: es que cuando se derribó el edificio estaba protegido por el plan especial de edificios protegibles del año 1981 con la categoría de conservación general, igual que el edificio de la Aduana, que milagrosamente no fue derribado y ha persistido hasta nuestros días", subrayó Pavón.

"Lamentablemente en la Autoridad Portuaria de Alicante, antes y ahora, prima la cuenta de resultados sobre cualquier otra cuestión, una forma de gestionar el ámbito portuario que debería cambiar de modo que se introduzca como un criterio en el que basar las decisiones de gestión el uso público y ciudadano del patrimonio y de los espacios portuarios. Yo lo he propuesto sin ningún éxito en el consejo de administración del Puerto en los dos años y medio que fui consejero en representación del Ayuntamiento. Era como chocarse una y otra vez con un muro".

Pero sin duda el principal espacio de conflicto del puerto con la ciudad reside, para Miguel Pavón, en algunas actividades que se han ido planteando en los últimos años en la zona comercial del Puerto, desde los silos de cemento a la fallida fábrica de biodiesel, pasando por la manipulación de graneles pulverulentos y, por último, por el absurdo proyecto de llenar de depósitos de combustible la zona de ampliación del puerto en plena época de descarbonización de la economía y de apuesta por el vehículo eléctrico como forma de luchar contra el cambio climático. Unos depósitos que se expulsaron del Puerto en 1995 por su peligrosidad con el compromiso firmado mediante convenio por la Autoridad Portuaria, el Ayuntamiento de Alicante, la Generalitat y el Ministerio de que no habría en el futuro en el Puerto instalaciones de almacenamiento y distribución de productos petrolíferos.

Un despropósito frente al que se ha unido toda la corporación municipal tras dar nuestro grupo la voz de alarma al consultar en las dependencias de la Autoridad Portuaria el proyecto para colocar junto a la zona sur de la ciudad una "bomba" de 18 macrodepósitos para almacenar más de 700.000 toneladas de gasolinas y gasoleos que podría estar aderezada con varias esferas de hasta 20.000 m3 de capacidad para almacenar gas licuado del petróleo (GLP).

"Nosotros sumamos nuestras alegaciones a las de más de 1.000 ciudadanos y ciudadanas que no entienden cómo más de 20 años después de firmarse el convenio que se firmó en 1995 vuelven los depósitos de combustible al Puerto. Como un despropósito es que se sigan manipulando al aire libre graneles pulverulentos cuyas nubes de polvo afectan a barrios enteros, a centros escolares como el colegio Benalúa o a sedes de instituciones como Casa Mediterráneo, un conflicto que esperamos que se resuelva de una vez con la prometida construcción de naves cerradas en depresión, una solución que desde Esquerra Unida y Guanyar llevamos reclamando desde hace más de una década y que por fin parece que se va a hacer realidad", sentenció Pavón.

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