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Fábrica de crear bacterias

Tres estudiantes participan en la construcción de una máquina que podrá imprimir insulina o pintura bio

Con el objetivo de democratizar la biología sintética, tres estudiantes de la Universitat Politècnica de València (UPV) han participado en la fabricación de un novedoso dispositivo que es capaz de imprimir ADN en las bacterias. Gracias a esta creación de bacterias a la carta, si el proyecto avanza con la firmeza deseada, será posible imprimir insulina desde casa, fabricar polímeros naturales o elaborar pintura biológica. Printeria es el nombre con el que se ha bautizado este prototipo, una especie de impresora con un tamaño entre el que tiene una caja de zapatos y el de un microondas.

Salva Antón, Joan Casado y Carolina Ropero pertenecen al equipo multidisciplinar de la UPV, formado por biotecnólogos, ingenieros biomédicos, informáticos, industriales y electrónicos y diseñadores gráficos, que ha puesto en marcha este proyecto. «Printeria es capaz de hacer un proceso complejo de laboratorio, como el de la mutación de bacterias, de forma sencilla», asegura Casado. «Nuestro objetivo es que, en un futuro no muy lejano, podamos crear bacterias que generen insulina, depuren el agua o deterioren el plástico hasta eliminarlo», añade el diseñador gráfico ilicitano.

La máquina que han creado les ha cambiado su vida, hasta el punto de llevarlos a ganar la prestigiosa competición IGEM de Boston, en la que compitieron contra Harvard, Oxford o el MIT, y aspira a modificar la realidad de muchas más personas con su apuesta por llevar la biología sintética a todas las casas. Su prototipo es intuitivo y pretende tener aplicaciones útiles en otros campos más allá de la ciencia, como son los del arte o la docencia.

Uno de sus grandes méritos es que han conseguido que un pequeño dispositivo contenga la tecnología de un gran laboratorio. En él se introducen los genes para que las bacterias los expresen y sea posible a medio plazo, por ejemplo, imprimir insulina, lo que supondría un avance enorme en el mundo de la biomedicina. «En la calle existen muchos conceptos erróneos sobre la modificación genética y las bacterias. Nosotros queremos que estas ideas sean más cercanas a la realidad», apunta Ropero.

Enormes posibilidades

Bacterias adaptadas a la flora, colores, aromas, pinturas biológicas fluorescentes... Las posibilidades que ofrece Printeria son grandes y abarcan prácticamente todos los campos. El dispositivo tiene un coste de mil euros y todavía no se puede comercializar, aunque el objetivo que tiene el equipo del que forman parte los ilicitanos es comercializarlo cuando hayan corregido algunos errores y consigan abaratar los costes. «Somos jóvenes que creemos en el emprendimiento», añade la ilicitana.

En su equipo multidisciplinar «todos aprenden de todos», según el último integrante, Salva Antón, más veterano, graduado en Bellas Artes y que este año ha hecho de mentor de sus compañeros de Elche. «Nuestra meta es que cualquier persona tenga acceso a la biología sintética con una máquina en casa», finaliza.

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