El aeropuerto de Alicante-Elche recupera la senda del crecimiento. El turismo británico volvió a tirar el tráfico el pasado octubre, todavía de temporada alta, la terminal atendió a un total de 1.349.587 de pasajeros, lo que representó un incremento del 5,5% respecto al mismo mes del año 2017, y rompió la tendencia negativa de julio, agosto y septiembre, meses en los que había caído el número de pasajeros y frenado el crecimiento espectacular de los últimos cinco años.

Destaca el crecimiento del tráfico nacional que con 130.221 pasajeros contabilizados sube un 15,4%, también aumenta el tráfico internacional que sigue siendo mayoritario en el aeropuerto alicantino y crece un 4,6% con 1.218.341 viajeros durante el mes de octubre. Todo ello referido a vuelos comerciales y respecto al mismo mes del año anterior.

Desglosado por nacionalidades el tráfico internacional, los países con más demanda de viajeros durante el mes de octubre fueron Reino Unido, con 549.101 pasajeros; seguido por Alemania, con 102.114; Holanda, con 92.120; Noruega, con 72.866, y Bélgica, con 61.509 pasajeros.

Respecto a las operaciones, el aeropuerto de Alicante-Elche gestionó un total de 9.204 vuelos en octubre, lo que supone un aumento del 4,9% respecto al mismo mes del año anterior.

Los vuelos más numerosos por nacionalidades fueron los que conectaron con Reino Unido, con 3.320 operaciones; España, con 1.439 operaciones; Alemania, con 631 operaciones; Holanda, con 571 operaciones; Noruega, con 435 operaciones; Bélgica, con 398 operaciones, y Suecia, con 329 operaciones.

En cuanto a los datos acumulados durante los diez primeros meses del año, el aeropuerto de Alicante-Elche registró un total de 12.261.933 de viajeros, lo que implica un incremento del 0,8% respecto al mismo periodo de 2017. Los vuelos operados en esos mismos meses fueron 83.775, un 0,2% más que el año anterior.

Goteras

Por otro lado, la empresa a la que en abril de 2015 se adjudicó el proyecto para reparar las cubiertas de la terminal del aeropuerto de Alicante-Elche en las que se habían detectado goteras terminó las obras en febrero pero sigue sin retirar las mallas protectoras en la terminal, tanto en la zona de acceso libre como en la de embarque, lo que estropea la imagen del aeródromo. Fuentes de Aena aseguran que la retirada va a ser inmediata ya que debe hacerse previamente a los trabajos para ampliar la zona de atención de control de los pasajeros que van a embarcar.

Aena, el ente gestor del aeropuerto de Alicante-Elche, adjudicó en abril de 2015 a la empresa catalana Acsa por cerca de un millón de euros la reforma de las cuatro cubiertas principales de la terminal para solucionar un problema que se detectó en 2012, al año de inaugurarse el nuevo edificio, pero que no había podido solventarse: las filtraciones de agua que se producían en el interior del aeropuerto en los días de lluvia. Lo que en un primer día se creyó que era un problema menor se terminó haciéndose grande y obligó, previo informe, a planificar una actuación integral en un edificio que costó 267 millones de euros.

La reparación de las cubiertas no ha afectado al tráfico aéreo en Alicante y, por otro lado, el gabinete jurídico estudia repercutir el coste de la reparación en las empresas que construyeron la terminal si se determina que fueron responsables de la chapuza.

Las cubiertas del aeropuerto acogen, además, un conjunto de 40 cúpulas en cuya cúspide se colocó un lucernario de 6 metros de diámetro, remate que tiene la doble función de aportar luz natural y permitir la evacuación de humos en caso de incendio al contar con un sistema de apertura automática.

Otro elemento singular de la nueva terminal fue el muro cortina acristalado de 30.000 m2 que constituye el cerramiento exterior del edificio y permite a los pasajeros disfrutar de vistas al mar, a la pista y el estacionamiento de los aviones. De momento, el informe previo a la adjudicación de la obra sólo ha detectado filtraciones en las cubiertas.

Aena inauguró el 24 de marzo de 2011 la nueva terminal del aeropuerto tras una inversión total de 629 millones de euros (267 el edificio) dentro del plan de ampliación del aeródromo. El conjunto de las actuaciones permitieron duplicar la capacidad para atender a unos 20 millones de pasajeros al año, el doble de la cifra actual. La terminal, en forma de L, se compone de un dique de embarque paralelo a la pista y un edificio procesador perpendicular a ella. Su superficie total es de 333.500 metros cuadrados, frente a los 54.800 de las antiguas terminales 1 y 2, la primera desafectada para el uso aeroportuario y la segunda dedicada a la aviación general (privada, ambulancias...).

Las salas de embarque tienen una superficie total de 27.000 metros cuadrados y 26 puertas de embarque frente a las 16 del antiguo aeropuerto. Además, 16 pasarelas de conexión directa al avión, frente a las cinco anteriores. El hall de facturación tiene una superficie de 15.500 metros cuadrados y 98 mostradores de facturación, dos de ellos para equipajes especiales. La infraestructura se completó con 16 cintas (dos de ellas para equipajes especiales) y una superficie de las salas de recogida de equipajes de cerca de 15.900 metros cuadrados.

Además de la terminal, se construyó un nuevo edificio de aparcamiento de vehículos de seis plantas, con una superficie total de 122.500 metros cuadrados y capacidad de 4.200 vehículos que se sumaron a las 2.000 plazas actuales. Aparcamiento sobredimensionado como lo demuestra que haya plazas vacías. Otra actuación incluida en el plan de ampliación fueron los accesos y urbanización, adaptados a los viales que ya existían, así como la ejecución de una nueva central eléctrica, que contó con cofinanciación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional de la Unión Europea.

La terminal cuenta también con un Sistema Automático de Tratamiento de Equipajes (SATE), con capacidad para procesar 7.880 maletas a la hora y realizar la inspección del cien por cien del equipaje. El sistema funciona mediante bandejas en las que se les ha instalado un «chip» de radiofrecuencia lo que permite una total trazabilidad del equipaje y disminuir al máximo las posibles pérdidas.