La telemedicina llega al campo de la cardiología, en concreto a los pacientes que sufren insuficiencia cardiaca. El Hospital de Sant Joan ha obtenido una de las prestigiosas becas FIS, que concede el Ministerio de Ciencia a través del Instituto Carlos III, para desarrollar un innovador proyecto con el que se va a monitorizar a distancia a un grupo de pacientes y comprobar si así se puede mejorar el pronóstico de esta enfermedad, que afecta en la provincia de Alicante a 20.000 personas.
Con este proyecto, en el que colaboran también el Hospital General de Alicante y el de La Vila, se está seleccionando a 300 pacientes. A una parte de ellos se les proporciona una tablet, una báscula tecnológica, un aparato para medir su tensión y una pulsera con podómetro para registrar los pasos que hacen.
Periódicamente, los pacientes tienen que medirse estas variables y los dispositivos envían por bluetooth la información a la tablet, que a su vez la manda a un ordenador del hospital, donde una enfermera controla que los parámetros están dentro de la normalidad. En caso de descompensación, las alarmas saltan y el paciente es llamado para que acuda a consulta y se le ajuste la medicación, según explica Domingo Orozco, responsable de la Unidad de Investigación del Hospital de Sant Joan.
Los investigadores van a comparar los resultados obtenidos con los que se registren en otro grupo de pacientes que no dispone de estos dispositivos de telemedicina. De esta forma se sabrá si el control a distancia de los síntomas de la enfermedad mejora el pronóstico de la dolencia. «Hay variables muy claras y sencillas de medir, como el peso, que indican que el paciente está sufriendo una recaída. Con la insuficiencia cardiaca se retiene mucho líquido, por lo que se aumenta de peso de forma rápida», explica Orozco.
La insuficiencia cardiaca ya provoca en la provincia de Alicante más muertes que el infarto de miocardio: 565 frente a 506, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística. Los ingresos por esta dolencia son también importantes. «El 28% de los ingresos de pacientes que se producen en los hospitales son por enfermedades cardiovasculares», recuerda Vicente Bertomeu, jefe de Cardiología del Hospital de Sant Joan e investigador principal del proyecto.
Cambiar el modelo
Los especialistas apuestan por adelantarse a los síntomas de la enfermedad para poder tratarla mejor. «Hay que cambiar el modelo asistencial de que cuando el paciente se encuentra mal, viene al hospital. La evidencia demuestra que es insuficiente», añade Bertomeu. Además, una descompensación no sólo provoca daños en el corazón. Los riñones y el hígado también sufren los envites de la enfermedad y en general hay más complicaciones porque los pacientes son mayores.
La cuantía de la beca FIS del Carlos III asciende a más de 100.000 euros que se han empleado en la contratación del personal y en la adquisición de los dispositivos que se entregan a los pacientes, a quienes se monitorizará a lo largo de un año. Estas becas, según recuerda Domingo Orozco, representan la convocatoria competitiva de salud más importante de España. En este estudio también participan José Joaquín Mira, catedrático de Psicología de la Universidad Miguel Hernández; y Joan Quiles, cardiólogo del Hospital de Sant Joan.
En la provincia de Alicante, según los últimos datos del INE, la insuficiencia cardiaca es el segundo motivo de ingreso en el hospital, solo superada por las complicaciones en el embarazo.
La dolencia cardiaca está provocada por la incapacidad del corazón de bombear la sangre que el organismo necesita. De los pacientes que la sufren, la inmensa mayoría son mayores de 75 años. Y es que una de las causas del incremento de esta dolencia es el envejecimiento de la población y los factores de riesgo que se asocian a él, como la hipertensión o la diabetes.
En paralelo al aumento de casos de insuficiencia cardiaca, las muertes por infarto han ido disminuyendo en la provincia con el paso de los años, debido sobre todo a la aparición de nuevas técnicas. En especial, los cateterismos que se hacen en las horas siguientes a sufrir un infarto se ha demostrado esencial. De hecho, en la provincia de Alicante las muertes provocadas por este problema cardiaco se han reducido a la mitad en menos de 20 años.
