Inseguridad, baja autoestima y problemas de relaciones sociales. Nadie identificaría a priori al rapero alicantino más universal, Arkano, con estas características, pero él mismo confesó ayer ante cientos de estudiantes que son las que le definen a consecuencia del acoso escolar que sufrió cuando llegó al instituto, y de lo que todavía le cuesta salir. «Sigo siendo inseguro y con ciertos problemas sociales. Lucho cada día para salir a flote e intento afrontarlo con optimismo», respondió a uno de los alumnos a quienes emocionó con su confesión.

Esta «lamentable» experiencia vital, que a sus 24 años le sigue costando superar, le ha llevado a Arkano a implicarse personal y directamente, con su testimonio, en una campaña municipal contra el acoso dirigida a los alumnos de todos los colegios e institutos y a los ciudadanos en general, como precisó la edil de Educación, María Carmen de España.

«Gordito»

Se prolongará durante todo este curso escolar y Arkano aporta un vídeo en el que confiesa lo mal que lo pasó, quizá porque era «gordito» y «diferente» en su vestir. «Me sigue costando superarlo, cuando en una etapa de tu vida te han menospreciado y te han hecho creer que eres inferior y que ese es tu sitio, es muy difícil», dijo ante una audiencia entregada y que en más de un caso se identificaba con él. «Sé lo que dice, lo he vivido en mi propia carne», apuntaba con los ojos enrojecidos una de las estudiantes que prefiere mantenerse en el anonimato.

Marta Pastor, del Instituto Figueras Pacheco, forma parte del equipo de mediación de conflictos de su centro y apunta que no le gustan las injusticias, así que cuando ve que alguien hace algo a otra persona, se mete «porque yo misma me siento ofendida». Es la medicina que tanto Arkano como la edil de Educación pusieron sobre la mesa para prevenir el acoso y conseguir erradicarlo de verdad, «que no haya ni un solo caso más», enfatizó De España.

«El cambio está en cada uno de nosotros. La responsabilidad es nuestra. El que lo sufre tiene que hablar, es el primer paso, y los que lo presencian también». Arkano advertía ante su joven auditorio que no tiene por qué tratarse de una paliza, que basta con una burla, el desprecio, hacer el vacío o reirse de alguien para generar una situación de bullying si se realiza de forma continuada. Por eso, «siempre que tengamos oportunidad tenemos que actuar para atajarlo, porque se puede quedar de por vida en la cabeza de una persona».

Al cerrado aplauso que generó una implicación tan directa, le siguió una ronda interminable de selfies y abrazos con estudiantes que, o se sintieron identificados, o les movió la fibra en su apuesta por ayudar a conseguir que el acoso no siga en aumento.