Hay una serie de rasgos cognitivos comunes que identifican las altas capacidades, aunque no todos los niños son susceptibles de presentarlos en su totalidad. La familia, el centro escolar y los equipos de orientación educativa y psicopedagógicos deben estar implicados.
Algunos rasgos comunes son los siguientes:
- Comienzan a hablar y andar antes de lo habitual.
- Tienen un vocabulario avanzado para su edad, se expresan con soltura y fluidez.
- Se relacionan con mayor facilidad con adultos o compañeros mayores.
- Son observadores y presentan gran memoria fotográfica, retienen mucha información de su entorno.
- Muestran mucho interés por lo que les rodea y por cuestiones que adelantan su edad cronológica.
- Pueden tener una alta destreza en un ámbito concreto: deportes, matemáticas, ciencia, etcétera.
- Utilizan la imaginación y fantasía para aprender y explorar.
- Tienen niveles de empatía y sensibilidad altos.
- Sienten especial curiosidad por conocer el mundo que les rodea y por saber cómo funcionan las cosas, lo que les lleva a preguntar constantemente.
- Expresan sus emociones con contundencia desde los primeros años de vida, pudiendo manifestar dificultades para identificar sus sentimientos y autorregularse.
- Muestran especial sensibilidad y preocupación a edades tempranas por temas como la guerra, la muerte, la enfermedad y la pobreza.
- Pueden llorar sin motivo aparente y sentirse incomprendidos y pueden ser tremendamente perfeccionistas.