En shock postraumático, un abuso más, una barbaridad, un proyecto ilógico, ni aceptable ni razonable. Con toda esta contundencia se mostraron ayer los representantes vecinales de las asociaciones de los barrios cercanos al Puerto de Alicante, unos ciudadanos afectados que no salen de su asombro y que ya se ven en la calle protestando de forma contundente.

El presidente de la A.VV. San Gabriel, Paco Hernández, califica el proyecto de «barbaridad». Un hombre acostumbrado a bregar por muchas causas, que en su día luchó para «quitar de ahí Campsa y la lucha no sirvió para nada porque luego nos metieron el biodiésel y los graneles». Hernández asegura que «vamos a estudiar bien el tema, hay que reunirse y plantarle cara a esta gente».

Con la misma rotundidad se mostró el vicepresidente de la A.VV. Gran Vía Sur, José Manuel Santamaría: «Estamos en shock postraumático, no llegamos a asumir la noticia de ayer. Vamos a valorar bien los datos pero es un proyecto incomprensible». A Santamaría le viene a la cabeza los años 90, con el traslado de depósitos de Campsa a Bacarot, «pero ahora es aún más inadmisible al darse un volumen de combustible mucho mayor, enorme para la ciudad».

Este vecino indica que hay «constancia de accidentes en instalaciones similares en Europa, América y Asia, porque puede ocurrir una tormenta eléctrica, un terremoto, o incluso un atentado. Una instalación tan cerca de miles de habitantes y con una capacidad de destrucción por explosión, incendio y emisión de humos tan importante siempre podría ser un objetivo terrorista».

Puerto urbano

José Manuel Santamaría considera que es «ilógico instalar esta bomba en el corazón de Alicante, porque el proyecto no solo afecta a las inmediaciones del puerto, afecta a toda la ciudad. Somos un puerto urbano».

«Como vecinos tenemos nuestra postura, pero hay que considerar que Alicante es una ciudad turística y colocar una actividad peligrosa en el eje central de la entrada de mercancías, por donde pasan cruceros con miles de personas no es razonable ni aceptable», afirma este vecino.

Este próximo jueves, 25 de octubre está prevista una reunión de asociaciones vecinales en la sede de la UA en la ciudad de Alicante, a la que asistirán «muchos colectivos preocupados que participaremos en el movimiento de resistencia y llamada al sentido común», afirma Santamaría.

Desde que se ha conocido la noticia, el primer foco de atención se dirige al «presidente de la Generalitat, Ximo Puig, que es quien ha nombrado al presidente de la Autoridad Portuaria, Juan Antonio Gisbert». El segundo a la Conselleria de Medio Ambiente, que tiene «la herramienta clave de todo el proceso, ya que es quien concede la autorización ambiental integrada, imprescindible para poner en marcha la instalación».

Y en tercer lugar, los vecinos indagarán «el punto de vista de los partidos que integran en Ayuntamiento de Alicante». Excepto Miguel Ángel Pavón (Guanyar), que «se ha mostrado tajante en contra de los macrodepósitos», para el vicepresidente de Gran Vía Sur la actitud de Compromís es «muy tímida», el PSOE está «en silencio absoluto» y PP y Ciudadanos no se pronuncian.

Concienciación

De forma mucho más negativa piensa Juan Bernabeu, el presidente de Movimiento por Benalúa, el colectivo vecinal de este barrio. «Es un abuso más y los ciudadanos no pintamos nada. No sirven para nada las reuniones. Alicante es una ciudad amorfa, que no se mueve. Creo que los vecinos se moverán, aunque no hay concienciación». Después de luchar por el ficus, el colegio y el centro de salud de Benalúa, ahora toca enfrentarse a los depósitos de combustible, donde «nos vamos a mover todo lo que podamos».

Desde el CEIP Benalúa, el AMPA debatirá el tema en la asamblea de padres convocada para el jueves, aunque el tema se tratará fuera del orden del día. La noticia les sorprendió ayer por completo. Fue lo último que podían esperar después de haberse manifestado abiertamente en contra de los graneles del Puerto. «Si hay que volverse a movilizar, lo haremos, pero es un doble palo. Cuando se empieza solucionar el problema de los graneles, nos llega un doble palo con los depósitos de combustibles», afirma la secretaria del AMPA, Nuria Manteca.

Visiblemente enojado, Paco Hernández recordó que ayer se cumplieron 36 años de la riada de San Gabriel. Sus palabras fueron: «Estamos acostumbrados a pelear, que no piensen que estaremos callados».