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El auge de móviles y consolas baja la edad de adicción a los videojuegos

Las asociaciones detectan ya casos en niños de diez años - Aumenta el número de personas en tratamiento por su enganche a los juegos

El auge de móviles y consolas baja la edad de adicción a los videojuegos

Hace unos años el ordenador era el único medio para que los jóvenes jugaran a los videojuegos. Pero la aparición de las consolas y en los últimos años de los smartphone ha hecho que el panorama cambie 180 grados. Al desarrollo de una industria, la de los videojuegos, potentísima que mueve miles de millones de euros se ha unido la aparición de una nueva adicción que va al alza y en la que los afectados son cada vez más jóvenes. «Antes empezabas a tener contacto con los videojuegos cuando usabas el ordenador por razones académicas, rara vez antes de los 14 años. Ahora nos estamos encontrando con niños de 10 años que pueden llegar a jugar hasta 12 horas los fines de semana», explica Enrique Madrid, psicólogo experto en adicciones de la fundación Aepa, que en la Comunidad Valenciana gestiona varios centros de prevención comunitaria.

En las Unidades de Conductas Adictivas de la provincia de Alicante se han atendido en el último año a 43 personas por problemas con internet y los videojuegos. Son 17 más que un año antes. El 31% de los pacientes son menores de edad y la inmensa mayoría, el 90%, hombres. En la fundación Proyecto Hombre de Alicante, por ejemplo, atienden ya casos de menores de 12 años con serios problemas de adicción a los videojuegos.

Pese a esta tendencia creciente en el número de tratamientos, expertos como Enrique Madrid advierten de que los padres aún no son conscientes del todo de este problema. «No están llegando todos los casos de chavales con adicción a los videojuegos, porque los padres no consideran que hay un problema hasta que éste ya es muy grave y el rendimiento escolar del chico baja considerablemente o directamente se duerme en clase porque se pasa toda la noche jugando».

El pasado mes de enero la Organización Mundial de la Salud declaró la adicción a los videojuegos como una enfermedad mental. El informe de la Asociación Española de Videojuegos de 2016, asegura que en España hay unos 15 millones de videojugadores, 580.000 de ellos en la provincia de Alicante. En su mayor parte no tienen problemas, pero al menos un 2% de ellos, más de 10.000 alicantinos son adictos a los videojuegos, y necesitan tratamiento.

Las empresas saben de este poder de adicción y crean productos que explotan la impulsividad de los jugadores y por tanto enganchan más, con los mismos efectos sobre el cerebro que cualquier otra droga. «Las partidas son cada vez más rápidas, de apenas 3 minutos y te van dando refuerzos diarios en forma, por ejemplo, de cofres de tesoro o recompensas», señala Madrid.

Superar una adicción a los videojuegos es además más complicado que desengancharse de otras sustancias. «Aunque cuesta, el alcohol o la cocaína las puedes sacar de tu vida. No ocurre lo mismo con los teléfonos móviles, es impensable vivir sin ellos o sin un ordenador». Además, en la era de los nativos digitales, la denominada «identidad digital» cobra mucha importancia. «A los adultos nos chirría, porque toda nuestra identidad es analógica, pero para los chavales de hoy lo importante es lo digital, tener muchos "likes" en instagram, subir de nivel en un juego... y esto hay que tenerlo en cuenta porque cumple una función en su autoestima», explica Madrid. En este sentido, este experto aconseja a los padres que, antes de prohibir, enseñen a sus hijos a utilizarlos bien, por ejemplo graduando el tiempo, controlando los contenidos e imponiendo unas ciertas normas para que, por ejemplo, se usen en zonas comunes de la vivienda.

Madrid participó esta semana en la VII Jornada en Conductas Adictivas y de Riesgo, organizadas por la Diputación de Alicante en el Marq. En las mismas también intervino el psiquiatra Bartolomé Pérez Gálvez, responsable de la Unidad de Alcohología del Hospital de Sant Joan, quien señaló que para atajar el problemas de las adicciones «deberían diseñarse programas basados en la impulsividad, que es la base de cualquier adicción». Mientras no se trabaje sobre esta base de la neurociencia, cree Pérez Gálvez, «iremos pasando de una adicción a otra sin atajar la base del problema». Se trata de un cambio de chip en el enfoque de las adicciones «que muchas veces no se tiene en cuenta por el cortoplacismo en el que vivimos».

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