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Un pleno para expiar pecados

Los grupos políticos deberían aprovechar el Debate sobre el Estado de la Ciudad para reconocer su responsabilidad en cuatro años perdidos

Los portavoces de los cinco grupos políticos rodean al alcalde de Alicante, el popular Luis Barcala, en una imagen reciente en el Ayuntamiento. jose navarro

Se prevé que el de hoy sea el último Debate sobre el Estado de la Ciudad de un mandato marcado sin duda por el cambio al frente de un gobierno local que ha pasado este año de estar liderado por el socialista Gabriel Echávarri a pasar a manos del popular Luis Barcala.

El paso de la vara de mando de la izquierda a la derecha, sus motivos y consecuencias, debería ser el hilo conductor de un pleno extraordinario en el que los grupos tendrían muchos pecados que expiar. Todos, aunque, eso sí, con diferente intensidad. Con mayor grado, los tres exsocios del tripartito, que en este 2018 vieron cómo el Ayuntamiento dejaba de estar liderado por formaciones progresistas (por el PSOE en solitario, tras la ruptura del gobierno «plural» en noviembre de 2017) para volver a estar gobernada por el PP.

Al debate de hoy, Barcala llega como alcalde gracias a la forzada dimisión de Echávarri (con dos juicios pendientes por presunta prevaricación administrativa) y al voto en blanco de la tránsfuga Nerea Belmonte (ex de Guanyar), una de las protagonistas principales de este año en la actualidad municipal. En su intervención, el regidor popular puede presumir de la bajada del 5% lineal del IBI (además de la modificación de otras tres ordenanzas fiscales), de la cancelación del Plan de Ajuste (lograda necesariamente por el dinero que dejó en caja un tripartito que se mostró incapaz de ejecutar los presupuestos en sus años al frente del gobierno) y de conseguir un fondo de doce millones para llevar a cabo inversiones en 2019, un año marcado en rojo por las citas electorales previstas, sobre todo las municipales de mayo. Proyectos, como admite el alcalde, que se dejaron redactados en la etapa de un tripartito que, sin embargo, no supo llevarlos a cabo.

No se prevé, en cambio, que Barcala reconozca los escasos avances realizados, durante este medio año en el gobierno, en otras áreas, como Limpieza o Urbanismo: los vecinos siguen criticando la suciedad en las calles, mientras la edil Mari Carmen de España (PP) se ha convertido en centro de las críticas de la oposición por su inacción en una concejalía clave.

Tampoco se espera que Barcala profundice en las polémicas generadas en estos meses por dos de sus asesores (hoy, ya exasesores): Miguel Ángel Redondo y Jorge Crespo. La contratación del primero, vinculado a Belmonte, está siendo investigada por Fiscalía, tras la denuncia presentada por la oposición en bloque por su posible relación con el voto en blanco emitido por la tránsfuga en el pleno de investidura que permitió la llegada de Barcala a la Alcaldía.

En la asunción de culpas, mucho tiene que decir también el PSOE, que este año perdió la Alcaldía tras dos décadas penando en la oposición de Alicante. Los socialistas no supieron liderar un gobierno que llegó a su fin el pasado 19 de abril, tras cinco meses de un debilitado poder en solitario tras la ruptura del tripartito por parte de Guanyar y Compromís. Las tres formaciones tendrían que admitir hoy el fracaso que supuso devolver el gobierno al PP, dejando al margen el decisivo voto de la tránsfuga Belmonte, que llegó al Ayuntamiento de manos de la marca blanca de EU y Podemos.

Y, por último, Ciudadanos, que no tuvo ninguna influencia durante el gobierno de izquierdas y que tampoco está dejándose ver durante el mandato de Barcala, pese a que ahora su voto es necesario para que el PP saque adelante proyectos como la rebaja fiscal. De hecho, pese a ser rival electoral de los populares, se ha ofrecido a aprobarles los presupuestos para 2019, aunque harían falta más votos. La proximidad con las urnas se prevé que influya en los discursos que los portavoces pronuncien hoy, ya que no solo se esperan miradas al pasado, con sus críticas y reproches incluidos, sino que todo apunta a que habrá palabras de futuro, con un arranque de las pugnas políticas entre partidos, con independencia de la corriente ideológica en la que se hallan.

El Debate sobre el Estado de la Ciudad arrancará (9.30 horas) con la intervención del alcalde, Luis Barcala. Luego será el turno de los portavoces de los cinco grupos, que dispondrán de 25 minutos repartidos en dos turnos (inicial y réplica), y de los dos tránsfugas, con cinco minutos frente al micrófono.

El alcalde dispone hoy de la prerrogativa de poner el punto final a un debate en el que, por su cercanía a las elecciones municipales (26 de mayo), se prevén más promesas electorales que proyectos de gobierno. Ya no queda apenas tiempo en un mandato de cuatro años perdidos para la ciudad de Alicante.

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