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Castillo le «salva» el discurso a Barcala

El alcalde presume de logros impulsados desde la Concejalía de Hacienda para dar valor a su medio año de gestión al frente del gobierno local

El alcalde, Luis Barcala, observa sonriente la intervención del edil Carlos Castillo (a la izquierda), durante el pleno de este lunes. JOSE NAVARRO

El alcalde de Alicante, Luis Barcala (PP), le debe su discurso al concejal de Hacienda, Carlos Castillo, con quien no guarda una relación especialmente estrecha. O esa sensación se desprende de las palabras del regidor popular, quien intenta poner en valor los seis meses que lleva al frente del gobierno municipal con logros impulsados desde el área económica del Ayuntamiento de Alicante. Para muestra, un botón. Al término del último pleno municipal, celebrado este pasado lunes, el alcalde enumeró tres asuntos aprobados recientemente por la corporación para asegurar que, con ese nuevo escenario, el gobierno local del PP intentaba «salvar» un mandato marcado en Alicante por la ruptura del tripartito (PSOE, Guanyar y Compromís) y el posterior cambio de color político, con la dimisión del socialista Gabriel Echávarri y la llegada al poder en abril del popular Luis Barcala, gracias al voto en blanco de la tránsfuga Nerea Belmonte.

En su atención a los medios tras la sesión plenaria, Barcala presumió de la cancelación del Plan de Ajuste (que tras la amortización de préstamos por valor de 30 millones de euros está solo pendiente del visto bueno definitivo del Ministerio de Hacienda), de la modificación de cuatro ordenanzas para rebajar impuestos (incluida la ajustada votación de este lunes a favor de que se reduzca un 5% lineal el IBI, con el necesario apoyo de la tránsfuga Belmonte y la oposición de los exsocios del tripartito) y de una nueva modificación de créditos que supone vía libre para que el gobierno local del PP destine unos 12 millones a inversiones en la ciudad de Alicante durante 2019, año marcado por citas electorales como las municipales del 26 de mayo. «Hoy [por el lunes] nos jugábamos mucho. Si no salía adelante la reforma fiscal y la modificación de créditos, hubiera significado que el tripartito resucitado habría conseguido darle carpetazo a una legislatura perdida», señaló Barcala, quien, escoltado por un orgulloso Carlos Castillo, defendió la gestión en este medio año que lleva al mando del gobierno municipal de Alicante: «Lo hecho es intentar salvar esta legislatura de alguna forma con un paquete de inversiones que se van a realizar, con el buen uso del dinero de los alicantinos. Además de un Plan de Ajuste cancelado y una rebaja fiscal que se podrá disfrutar a partir del año 2019».

Así, Barcala sostiene que su tiempo al frente del gobierno, que todo apunta a que se prolongará hasta las próximas elecciones locales, ya está justificado, logrando, según su teoría, dar sentido a un mandato marcado por la ruptura del gobierno de izquierdas surgido de las urnas en 2015.

Y es que el alcalde, al margen del Plan de Ajuste y de la reducción fiscal, de poco más presume, ya que el resto de concejalías le han ofrecido contados réditos en este medio año al mando del gobierno local, sobre todo en áreas clave en la gestión municipal como Limpieza, donde las quejas vecinales continúan; Urbanismo, con escasos avances en estos seis meses; Infraestructuras, marcada por la contratación de un asesor (ya cesado) afín a la tránsfuga Belmonte; o Turismo, que acaba de cumplir un año sin gerente al frente del Patronato. Con ese panorama, a Barcala, sin los objetivos cumplidos desde la Concejalía de Hacienda liderada por Castillo, se le quedaría un discurso más que hueco para defender su mandato.

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