Expertos en la gestión del agua en Alicante y en marketing concluyeron ayer, en el marco de una mesa redonda sobre el futuro hídrico en Alicante, «El agua en Alicante, retos de futuro», que el escenario futuro que marca el cambio climático -reducción de precipitaciones y agua superficial- obliga a aprovechar al máximo recursos no convencionales como la desalación y la reutilización del agua residual depurada. Ayer se cumplieron 120 años de la llegada -16 de octubre de 1898- de los primeros caudales a la ciudad suministrados por Aguas de Alicante.

Jorge Olcina, geógrafo y director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, apuntó, en este sentido, que la planificación del territorio y del agua debe ir adaptándose a esta nueva realidad climática que «irá a más en las próximas décadas. Resulta urgente una planificación del territorio que tenga en cuenta los extremos pluviométricos (sequías e inundaciones), y una administración eficiente de los recursos hídricos en la provincia (naturales, depurados y desalación), puesto que el agua de los trasvases va a estar cada vez más en entredicho».

David Ribes, jefe de Calidad de Aguas de Alicante, aseguró, por su parte, que «el agua que se bebe en Alicante es segura e infinitamente más barata que la envasada, además que está controlada en todo momento y contiene sales minerales. No es dura, esto es un mito. Podríamos calificarla como semidura o semiblanda, tal como queramos y, afortunadamente, al ser de tres orígenes diferentes -trasvase, pozos y desalación-, en Alicante es difícil que se puedan producir restricciones».

Como media, el agua desalada representa el 50% del total de los recursos, un 25% del agua llega de los pozos y el otro 25% del trasvase Tajo-Segura. No obstante, en verano y durante los meses en que se cerró el trasvase aumentó la proporción de agua desalada, que sí, es más cara, pero cada día tiene mayor calidad y garantiza el suministro. La ósmosis inversa lo que hace es quitarle la sal y después remineralizarla».

El urólogo Jesús Romero, ex jefe del Servicio de Urología del Hospital de San Juan y catedrático en la Facultad de Medicina de la UMH, incidió en que no existe ninguna relación científica entre el agua de Alicante y la generación de cálculos renales. Romero apeló a beber dos litros de agua al día para prevenir cálculos y subrayó que, por término medio «habría que orinar 1,5 litros cada 24 horas», recomendó el urólogo.

Por su parte, Carla Rodríguez, profesora de Marketing en la Universidad de Alicante, apeló a que «se conciencia a la población y a los turistas del uso responsable del agua, incluso incentivando a los clientes de los hoteles».