Como apenas quedan cristales en la pasarela peatonal del Barranco de las Ovejas - 30 de 36 han sido destrozados, en su mayoría a pedradas-, los más recientes actos vandálicos en el cauce se han producido contra las piedras del puente, que acaban en el fondo del mar. Es la queja de la asociación de vecinos Gran Vía Sur que reclama más vigilancia policial y cámaras para cortar de raíz estos comportamientos. Lo achacan a pandillas que se reúnen habitualmente en la zona de botellón.

Los vecinos afirman que durante los dos últimos fines de semana grupos de jóvenes se han dedicado a arrancar losetas del mismo puente, así como piedras decorativas de los jardines y trozos de escalones para tirarlos al cauce. También acabaron en el agua algunas de las vallas que la Policía Local instaló el pasado mes de julio para cerrar la pasarela al paso de los peatones tras producirse la rotura de varios cristales decorativos. Colocaron las vallas para que nadie se precipitara al agua y precintaron el acceso a la infraestructura, que formó parte de un proyecto global de acondicionamiento del cauce del Barranco de las Ovejas que costó casi siete millones de euros y que recibió un premio de arquitectura.

Tanto la pasarela peatonal que une los barrios de Gran Vía Sur y San Gabriel, en el acceso sur de Alicante, como el propio puente del Barranco de las Ovejas llevan tres años siendo objeto de actos vandálicos «ante la pasividad de la Concejalía de Seguridad y la Policía Local de Alicante», afirma José Santamaría, portavoz del primero de los colectivos vecinales.

«Después de numerosos escritos, y de una reunión con el concejal de Seguridad y el jefe de la Policía Local celebrada en septiembre, nada ha cambiado. Todos los fines de semana un numeroso grupo de jóvenes celebra su particular fiesta de botellón, e impunemente rompen y destrozan el mobiliario urbano como les viene en gana». Afirma Santamaría que los vecinos llaman a la Policía Local, pero «el mensaje siempre es el mismo, no pueden hacer nada. Nos dicen que tenemos que llamar cuando se realiza el acto vandálico y los agentes presenciarlo», algo que la entidad vecinal considera materialmente imposible. «Arrancan las losetas y otras piedras de escaleras y jardines para intentar matar peces. Después de las roturas de los cristales de la pasarela ahora le toca a los muros. Llevamos años pidiendo una cámara y nada». La asociación de vecinos Gran Vía Sur también se queja de los daños reiterados contra el mobiliario urbano.

El malestar vecinal no es nuevo. También alertaron a la Policía de la peligrosa moda que empezó a cundir entre jóvenes que se tiraban desde la pasarela al agua. Otros se lanzaban desnudos al mar desde la zona próxima a las vías del tren.