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Música que sale de las manos

El crevillentino Francisco Martínez Pamies es uno de los pocos luthier de guitarras acústicas de España y se acaba de lanzar a fabricar una eléctrica

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Físico que se ha convertido en luthier y confecciona instrumentos

«Mi labor es como la de un maestro artesano mezclada con un ingeniero que va redefiniendo los procesos con una alta dosis de romanticismo». Así define el crevillentino Francisco Martínez Pamies su oficio como luthier de guitarras acústicas. Este joven licenciado en Física decidió convertir su hobby en profesión y construye instrumentos en su taller del madrileño barrio de La Latina, que compagina dando clases en un instituto a media jornada. «Vivir exclusivamente de luthier es complicado, pero sé que de una u otra forma nunca voy a dejar de hacerlo, para mí es una necesidad», explica.

En España son pocos, alrededor de una decena, las personas que se dedican a elaborar guitarras acústicas y Pamies es una de ellas. De momento ya ha fabricado de cero once guitarras de este tipo y se acaba de lanzar a montar una eléctrica. Como todo proceso artesanal cada pieza lleva su tiempo y desde que se dedica de forma seria espera poder acabar entre doce y catorce al año. Sus clientes son músicos profesionales que aprecian este arte y se sorprenden de la acústica que desprende, indica este luthier. Precisamente este fin de semana la Asociación de Luthieres Contemporáneos de España ha organizado una feria internacional en la que Pamies mostrará sus trabajos.

Está especialmente ilusionado con su último diseño, «que rompe totalmente con las que he hecho hasta ahora. Las anteriores estaban inspiradas en el art decó, con formas geométricas y con una visión arquitectónica, pero la última es más orgánica, no tiene ni una línea recta y suena muy bien», afirma. Ha tardado un año entero en conseguir este rediseño en el que conjugó sus dibujos a lápiz con la parte del utillaje y la técnica del sonido.

«Cada pieza de madera es diferente, aunque sean del mismo tipo no suenan igual, y se trata de optimizar al máximo cada instrumento de forma individual, que cada una tenga el rango de frecuencia adecuado, el volumen suficiente y un toque ligero», indica Pamies.

«Cada instrumento te va pidiendo lo que necesita a medida que lo construyes», asegura. Un trabajo artesanal que requiere «paciencia, oído y cierta facilidad con las manos», resume. Y así con lápiz, papel, sierras, cuerdas, maderas de abeto alemán, caoba, parosanto, ébano y metal Pamies escucha estas necesidades y les da forma hasta que obtiene el resultado deseado que más adelante y en otras manos se convertirá en música.

Los precios de estas guitarras son más elevados que los de las fabricadas en serie. «Las artesanales suelen costar por encima de los 3.000 euros, aunque también hay de marcas comerciales que alcanzan los 7.000 euros si son ediciones de coleccionista», compara este experto. Aunque asegura que no es fetichista, le haría ilusión ver a Mike Olfield tocando uno de sus instrumentos. «Cuando ves uno de los tuyos sobre un escenario es algo mágico», dice.

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