Los expertos coinciden en que el envejecimiento de la población puede llevar al alarmismo ya que plantea muchos retos a las administraciones en cuanto a la sostenibilidad del sistema de pensiones. La incógnita está en de dónde se va a sacar la masa laboral para que trabaje en un futuro y llene la hucha de las pensiones, por lo que apuntan a medidas que se aplican en países del Este como reducir estas pagas o congelarlas. Otro problema es la presión que el envejecimiento tendrá sobre la sanidad y los servicios que ofrecer a las personas mayores, por lo que los expertos apuntan que el sostén puede estar en los inmigrantes, sin obviar la aplicación de políticas que ayuden a las parejas a tener descendencia.

Mientras cientos de jóvenes alicantinos se marchan fuera a estudiar y buscar trabajo, numerosos jubilados del centro y del norte de Europa se trasladan a vivir a la provincia. El decano de la Facultad de Económicas de la Universidad de Alicante y sociólogo, Raúl Ruiz Callado, considera que también hay que tener en cuenta el peso de este dato en la estructura poblacional de la provincia.

Jubilados europeos

«Es cierto que algunos jóvenes se marchan pero ese sesgo también hay que tenerlo en cuenta. Tenemos más mayores porque muchos jubilados vienen a vivir con nosotros, lo que indica que les ofrecemos calidad de vida. Eligen pasar en la provincia sus últimos años de vida por el clima y también por el sistema sanitario», indica el sociólogo alicantino. La elección de la Costa Blanca como destino de miles de jubilados europeos supone asimismo la compra de vivienda en muchos casos, un factor favorable a la economía. Rojales, Calpe, Torrevieja o San Fulgencio son lugares especialmente elegidos para el retiro por ciudadanos en edad de jubilación de Reino Unido, Francia, Alemania, Bélgica, Italia, Rusia, Suecia y Noruega.

«Esto hay que verlo como un éxito porque se democratiza la supervivencia. Cada vez encontramos más centenarios, es algo que ha de servir para valorar nuestro sistema de salud».

El sociólogo entiende que muchos se echen las manos a la cabeza por la falta de jóvenes pero considera que frente al alarmismo general con fundamento, porque el sistema de pensiones se ve amenazado hay que verlo como un fenómeno con una vertiente positiva. «Prefiero vivir en una sociedad con una esperanza de vida alta que en una en que sea menor pero que tenga mucha juventud. Lo que hay que hacer es abordar políticas de apoyo a la familia y a la conciliación, y hablar de corresponsabilidad. Aún hay mucho por hacer a nivel educacional en cuanto al cuidado y la crianza de los hijos. La mujer ha salido al mercado laboral pero el hombre quizá no se ha incorporado tanto a las tareas del hogar y a la corresponsabilidad doméstica».