«Incentivar» a los profesionales para que operen por las tardes fuera de su horario habitual y reducir las listas de espera que actualmente está en 90 días de espera media. Esta es la máxima con la que la Conselleria de Sanidad lanzó el renovado plan de autoconcierto y que los sindicatos pusieron en duda tras ver las primeras cifras que se iban a pagar por operación: 142 euros por facultativo por la operación más cara (prótesis de rodilla o cadera) cuando, hasta ahora, por trabajar las seis horas vespertinas se embolsaban 300 euros como pago por productividad.

La verdadera «tentación» para que los equipos quirúrgicos entren en el plan de autoconcierto y alarguen sus jornadas laborales estará, sin embargo, en ser capaces de operar a pacientes de fuera de su departamento de salud porque estas operaciones se pagarán, por regla general un 80% más caras.

Así se refleja en el borrador de acuerdo del nuevo plan de autoconcierto que aún se debe de aprobar y al que INFORMACIÓN ha tenido acceso. Por ejemplo, en las intervenciones más caras, las de cadera o rodilla, los facultativos pasarían de cobrar 142 euros por cada intervención a 255,6 euros, un 80% más dependiendo de si el paciente que tienen en la mesa de operaciones depende o no de su hospital.

La regla del 80% se repite, de esta forma, para todas las especialidades implicadas en cada operación: enfermeros, auxiliares y celadores. Todos cobrarán más si operan a gente de fuera.

Sanidad justifica este aumento del plus, precisamente, en el espíritu que tiene el plan de «incentivar» a los equipos para conseguir un verdadero impacto en el conjunto del sistema sanitario y no que los más eficientes logren rebajar aún más sus listas a riesgo de que equipos de otras áreas sigan colapsadas.

De hecho, no todos los equipos quirúrgicos podrán «aspirar» a cobrar ese plus «mejorado». Partiendo de que solo podrán acceder al plan de autoconcierto aquellos que «cumplan» durante su jornada laboral, como adelantó el presidente Ximo Puig en las Corts, solo podrán recibir pacientes de otros lugares las unidades que mantengan sus propias listas de espera «en niveles adecuados».

Además de ser eficientes, estos equipos se comprometen a citar a estos pacientes «durante el mes siguiente» a la fecha de derivación. Si se cumple o no esta premisa también contará a la hora de que los profesionales puedan ir cobrando esos pluses mejorados.

Recursos disponibles

Los profesionales, de esta forma, solo podrán acceder a cobrar más si hacen su trabajo diario con eficiencia. Además si son capaces de controlar sus propias listas de espera, podrán recibir pacientes de fuera. Aun cumpliendo con la primera condición, las gerencias de cada departamento podrán negarse a que sus trabajadores alarguen sus jornadas (aun para recibir pacientes de su propia lista de espera) si, en ese momento, el hospital no tiene recursos suficientes, ya sea quirófanos o camas disponibles. En definitiva, los servicios implicados deben tener «capacidad» para asumir a esos pacientes extra.

Esta sería la condición que anularía las reservas planteadas por los principales sindicatos del sector sanitario que no tienen claro que se aumente la labor quirúrgica o de pruebas diagnósticas si no se amplían las plantillas, por ejemplo, del personal de planta que ha de atender a esas personas tras la intervención.