Farolas, postes, bancos y otros elementos del mobiliario urbano de Alicante que tienen el hierro como componente principal están que se caen a pedazos por efecto del orín. Canino y humano, pues no solo se hacen pis en la calle los perros. Solo el primer fin de semana de botellón en el Casco Antiguo, la Policía Local levantó casi una decena de actas de sanción por miccionar en la calle.

El orín corroe el hierro y ensucia esquinas y las fachadas de los edificios, un problema sanitario y de imagen que sufren tanto el centro de Alicante como los barrios, afeando la imagen de la ciudad y dándole un aspecto sucio y de gran descuido de cara al turismo. Sin olvidar los malos olores, sobre todo en verano.

Los vecinos están hartos de los orines de perro y reclaman el uso de la botella con jabón para sanear esquinas, paredes e imbornales que, con cuentagotas, empiezan a utilizar algunos dueños de mascotas. La Concejalía de Medio Ambiente de Alicante repartió meses atrás más de 3.000 botellitas en las zonas de pipicanes, en las playas y en eventos como el «perro party» pero todavía queda mucho para que sea una costumbre higienizar el lugar donde el perro acaba de orinar, como sí empieza a ser más común en otras ciudades españolas.

«Es una pena vivir en una ciudad infectada de orines que corren el mobiliario público, como farolas, edificios, coches, zonas de juegos, jardines, fachadas de comercios...», afirma Carmen Martínez, que vive en San Blas y que se queja de tanta insalubridad. Considera que el Ayuntamiento debería multar a las personas que ensucian las calles y a los dueños de mascotas «que se creen que pueden dejar al perro hacer sus necesidades donde le venga en gana sin limpiar lo que ensucian, como marca la normativa municipal». Se queja especialmente del estado del parque Padre Fontova, en San Blas, que afirma que se ha convertido en un pipicán pese a que en sus jardines juegan los niños, «todo infectado de orines y cacas atrayendo malos olores, mosquitos y pulgas». «Cuando sales con el perro a la calle hay que ir provistos de bolsa y botella de agua», afirma.

Rosas y limón

Los operarios de la contrata de limpieza, UTE Alicante, utilizan 300 litros al mes de un producto desodorizante para intentar eliminar los orines, con agua a presión, fría o caliente. El desodorizante que aplican ahora es de pino pero también lo han utilizado de rosas y limón, según informan desde la empresa.

Para la limpieza de los orines de mascotas, los trabajadores disponen de trece máquinas hidrolimpiadoras «en zonas especialmente sensibles que tenemos detectadas», como contenedores, parques, mobiliario urbano y farolas. De estas máquinas, dos se destinan al centro de Alicante en turno de mañana y una por la tarde, en este caso para eliminar también orines humanos, donde el problema se agudiza en las zonas de ocio durante los fines de semana.

Desde la empresa de limpieza recuerdan que la ordenanza de tenencia de animales establece como infracción leve no adoptar las medidas para impedir que los animales ensucien los espacios públicos. Los operarios han detectado que algunos vecinos y comercios esparcen azufre para evitar que los perros miccionen pese a estar prohibido. La Policía insiste en sus campañas en redes sociales que es un producto nocivo que no repele a los perros.