«Es un desastre, me falta una pierna y no me puedo subir a la acera con el andador porque no cabe. Tengo que ir por la carretera y los coches me pitan». La queja de Josefa Martí, que vive en la parte antigua de Rabasa, es la de numerosas personas mayores del barrio, que reclaman que les amplíen las aceras y retiren los postes que les dificultan el paso y que les obligan a caminar por la calzada.

Esto le sucede día a día también a otro vecino, Pedro M. Valiente, quien que ya se ha acostumbrado a bajar con el andador a la carretera cada vez que encuentra un obstáculo. «A veces pierdo un poco el equilibrio. El andador no cabe por la acera y me tengo que bajar a la calle, vienen coches y se tienen que parar. Menos mal que no hay mucho tráfico. Están todas las aceras estrechas y muy malas. En la zona de la farmacia los bordillos son demasiado altos».

La asociación de vecinos Sagrada Familia-Rabasa se hace eco del malestar de las personas mayores del barrio, que suponen el 70% de los residentes, afirman, así como de quienes empujan carritos de bebé, con el mismo problema. Reclaman al Ayuntamiento que ejecute la reurbanización del barrio, para lo que la asociación asegura que existe un estudio técnico que presupuesta la actuación en 1,2 millones de euros.

Los vecinos creían que la actuación se iba a presupuestar para este año por parte del Ayuntamiento, pero «para nuestra sorpresa el equipo de gobierno del PP no la ha incluido en las inversiones», que llevarán a pleno el día 15. Ese día los vecinos acudirán con pancartas y camisetas en demanda de un barrio accesible, algo que aseguran que llevan reivindicando ocho años.

Desde la asociación Sagrada Familia-Rabasa explicaron que la concejala de Urbanismo, Mari Carmen de España, del PP, les ha llamado para explicarles que el proyecto se lleva retrasando desde el anterior equipo de gobierno y que «a pesar de haberle dado un impulso, hasta noviembre no estará la memoria», explicó el portavoz de la entidad, Rafael Martí.

También se quejan de que no están adaptadas las paradas del autobús urbano y de la gran cantidad de cables de telefonía que hay en el barrio colgando de una calle a otra, de lo que alerta el presidente de la entidad vecinal, Manuel Puche.