Es la más cara, una de las más vistosas, la más visitada y la más prestigiosa: eso dicen los artistas de la Hoguera Oficial. Debería ser la más deseada, pero no es así. Solo un constructor se presentó este año para plantar en la plaza del Ayuntamiento. La mayoría de los artistas se autodescartan al no poder cumplir con las cláusulas económicas que se exigen, otros no lo ven un buen negocio y hay quien prefiere cerrar contratos cuanto antes, incluso en junio, antes de la Cremà, porque esto les asegura tener trabajo al año siguiente sin arriesgarse a esperar hasta finales de septiembre, que es cuando el jurado suele elegir a los autores del monumento adulto y del infantil.
La que menos novios tiene es la hoguera grande. En realidad, solo tiene uno, perpetuo, Pedro Espadero, que en 2019 construirá su sexta Oficial consecutiva y la decimocuarta de su carrera. Un idilio sin competencia gracias a que puede hacer frente a todos los requisitos del concurso público que convoca el Ayuntamiento, como estar al día con Hacienda y tener un aval de 5.000 euros para poder empezar a trabajar. Y cumplir con la nueva cláusula que exige al artista un volumen anual de negocio por importe igual o superior al presupuesto de la hoguera, es decir, 98.800 euros, en alguno de los tres últimos ejercicios.
Es muy complicado que la mayoría de artistas lleguen a facturar tal cantidad, a no ser que hayan plantado la Oficial el año anterior -o sea, como Espadero-, o que tengan un taller que les permita construir fallas y hogueras especiales y varias de otras categorías, como hacían los hermanos Fonseca antes de separarse.
Los constructores alicantinos se resignan a no poder participar en este concurso cada vez más exigente por la Ley de Contratos pero también choca en el mundo de la Fiesta que solo tres candidatos optaran a plantar la Infantil, con un presupuesto de 20.800 euros, porque es más fácil que puedan haber facturado esa cantidad en anteriores ejercicios.
Los artistas no se dejan engañar por los euros. Afirman que en realidad las ganancias que van a sus bolsillos están, tirando por lo alto, entre un 15 y un 20% del presupuesto de estas hogueras, cuya subida reclaman. El porqué: les supone mucho gasto. Empezando por los materiales. El concurso exige mucha madera, y ésta es cara. Han de alquilar locales para guardar el trabajo conforme lo acaban, hay que reforzar la plantilla y hay que pagar el transporte. Y luego está el cobro: prefieren buscar trabajo en los distritos festeros porque son más flexibles a la hora de facturar y reciben antes el dinero. Los trámites con el Ayuntamiento de por medio son más largos. Tampoco ayuda que el concurso se falle en septiembre. Por entonces, todos han cerrado contratos con hogueras y fallas para cubrirse las espaldas.
