La puesta en marcha de la línea de cercanías ferroviarias entre Alicante y Villena es ya inminente, después de que el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, anunciara el pasado viernes que el servicio comenzará a prestarse el 22 de octubre. Habrá diez trenes por sentido -cinco de ellos los Media Distancia que ya circulan en estos momentos-, por lo que la frecuencia de paso no será muy alta.

No obstante, en cualquier caso supondrá un salto cualitativo muy importante en el transporte público del valle del Vinalopó y de la provincia en general, al ofrecer una alternativa muy viable a los desplazamientos por la A-31.

La construcción del primer tramo de la autovía Alicante-Madrid, en 1989, al potenciar los viajes en coche, de alguna manera propició que tres años más tarde se suprimieran los servicios de corto recorrido que había hasta entonces. Sin embargo, ahora los papeles se han invertido: la A-31 se ha convertido en una vía saturada y peligrosa, con un trazado sinuoso, mucho tráfico pesado y una siniestralidad elevada.

En 2016, según los datos disponibles más recientes del Ministerio de Fomento, en los 54 kilómetros que separan Alicante de Villena se produjeron 67 accidentes con víctimas. Como consecuencia de ellos fallecieron tres personas, otras nueve resultaron heridas graves y 120 más sufrieron lesiones que no requirieron hospitalización.

Esta accidentalidad de la A-31 se extiende a lo largo de todo el tramo, desde el kilómetro 185, a la salida del túnel de Villena, al 239, en el que la autovía termina en la gran rotonda de entrada a Alicante por el barrio de Babel. Eso sí, hay seis puntos de especial peligrosidad, con al menos tres siniestros con víctimas a lo largo de 2016: el kilómetro 208 (acceso sur a Elda), el 211 (cuesta del Reventón, entre Petrer y Novelda), el 219 (Monforte del Cid), el 231 (acceso este a El Rebolledo), el 236 (enlace con la A-70) y el 238 (enlace con la vía parque Alicante-Elche). Sólo en estos lugares se produjeron 20 accidentes, con un fallecido, un herido grave y 36 heridos leves.

La conflictividad, además, va claramente en aumento: el número de siniestros registrados en 2015 entre Alicante y Villena fue de 29, es decir, menos de la mitad de los que hubo al año siguiente. Además, ese año únicamente hubo un punto con una concentración de tres o más accidentes, a la entrada de Alicante, y en los años anteriores había habido a lo sumo tres, según el informe que tiene Fomento colgado en su página web. Hay que decir que, pese a estas cifras y a todo lo que implican en cuanto a daños personales, ningún tramo de la A-31 en la provincia está señalizado como de concentración de accidentes.

A esta siniestralidad, además, aún habría que añadir los numerosos accidentes sin víctimas que se producen en esta autovía, casi a diario. En buena parte de todos ellos se ven implicados camiones, las más de las veces sin consecuencias graves pero generando grandes atascos.

Es un reflejo del enorme volumen de tráfico pesado que soporta la A-31: según datos del año pasado, a la altura de Monforte del Cid, 8.274 de un total de 49.895 vehículos diarios. La circulación, además, creció en todo el tramo Alicante-Villena en torno a un 3% en relación a 2016.

La puesta en marcha de los cercanías entre Alicante y Villena no resolverá los grandes problemas que presenta ahora mismo la A-31 pero sí aliviará previsiblemente el tráfico, al absorber parte de los desplazamientos de corto recorrido. En las últimas semanas se vienen realizando trámites para adecuar la línea a las nuevas circulaciones.

El pasado mes de agosto se licitó el servicio de atención al cliente y la gestión de máquinas autoventa en las estaciones de Novelda, Elda, Sax y Villena, por un importe de 42.450 euros, así como la habilitación de un local para el personal de la línea en Villena, por otros 5.624,87 euros.

Estaciones sin personal

De la primera de esas licitaciones se deduce que las estaciones de Agost, Monforte del Cid y Monóvar, que ahora no tienen ningún servicio de viajeros, tampoco funcionarán en la nueva línea de cercanías, o que en el mejor de los casos serán apeaderos sin personal; así son, por ejemplo, casi todas las paradas de la línea férrea Alcoy-Xàtiva.

Por ello, es probable que siga sin uso la estación de Monóvar a pesar de su potencial, al estar a apenas dos kilómetros de una localidad que por sus 11.000 habitantes puede tener demanda. Sin ir más lejos, el casco urbano de Novelda está aún más lejos de su estación, al igual que otras muchas de cercanías en toda España.