El cambio climático provoca que los últimos días del mes de septiembre numerosos alumnos siguen pasando un calor infernal en las aulas a las que no ha llegado la instalación de aire acondicionado y a las que Educación tampoco se lo pone fácil.

Ayer mismo, a media mañana, se alcanzaron los 30 y los 33 grados en algunas clases de Primaria, donde tratan de solventarlo a base de ventiladores y de que los niños beban agua incluso en el aula porque «no podemos hacer más», se lamenta una directora. Las clases se imparten con «normalidad» pese a que la normativa especifica que hay que suspender las clases cuando se superan los 27 grados en el interior de las aulas.

Hay peticiones reiteradas de colegios a sus respectivos ayuntamientos para incluir aparatos de aire, tras aprobarlo en el correspondiente consejo escolar, pero los centros se dan de bruces con las instrucciones que la Dirección Territorial de Educación remite al respecto.

Tudi Torró ha remitido a los centros un escrito con la exigencia de cumplir «la normativa vigente» para que dicha instalación pueda llevarse a cabo «en condiciones adecuadas», y entre las medidas figura que «no se precise la ampliación de la potencia existente para dar servicio a la instalación de los equipos de aire acondicionado», además de exigir que el colegio «disponga de viabilidad económica», que no se precise un proyecto para la instalación y que haya un «compromiso firmado» de que el Ayuntamiento que corresponda se encargará del mantenimiento.

Desde las asociaciones de padres se lamentan de que estas exigencias les atan de pies y manos para instalar los aparatos porque es indudable que supondrán un incremento de la potencia eléctrica necesaria. «Hemos dirigido varios escritos al Ayuntamiento para pedir la instalación del aire, pero para su autorización la dirección territorial exige a su vez cumplir una normativa imposible», protestan en una de las AMPA que solicita mantenerse en el anonimato.

La decena de asociaciones de padres consultadas al respecto coinciden con este parecer y solo unos pocos centros que se sienten «afortunados» han logrado que se les cambiara una instalación eléctrica más que obsoleta para poder soportar la potencia que necesitan los aparatos de aire.

Los que no han logrado esta reforma procuran organizar «actividades relajantes y patios inclusivos» para que los alumnos puedan disfrutar «evitando al máximo el exceso de calor que puede añadir, por ejemplo, jugar al fútbol», señalan en otro centro.

«Tenemos calefacción, pero con el cambio climático se debería permitir el aire acondicionado, porque los centros con cierta antigüedad no pueden cumplir la exigente normativa», precisan desde otro colegio con más de 40 años. Añaden que recurren a crear corrientes de aire «pese al ruido que entra de fuera». También esta semana y de forma puntual, a petición de los padres de alumnos, en el centro concertado CEU Jesús María de Alicante se permite que los estudiantes no acudan con uniforme y usen el chándal que es más liviano.

La normativa «en vigor» sobre instalaciones térmicas en edificios, que Educación exige su cumplimiento a los equipos directivos de los colegios para instalar el aire acondicionado, incluye además que «el centro disponga de viabilidad económica». Los colegios consultados tanto en la zona de playas como en el barrio de San Blas de Alicante coinciden en lamentar que estas instrucciones son «inviables», y han recurrido a sus representantes municipales en los consejos escolares para que se tomen medidas.

Pleno

El representante de Guanyar en el Ayuntamiento de Alicante, Daniel Simón, presenta esta mañana ante el pleno municipal la petición de dotar de fondos a la Concejalía de Infraestructuras para pagar los picos de electricidad en los colegios y utilizar aparatos portátiles de aire que no exijan instalación «para evitar la gestión de las licencias», explica el edil.