Locales comerciales de 60 metros cuadrados cuyo alquiler cuesta al mes 1.200 euros e incluso de 30 metros cuadrados por 1.800 euros al mes. Así es difícil que un pequeño comerciante pueda mantener activo su negocio, y si no, que se lo pregunten a propietarios y trabajadores de algunos de los establecimientos que han cerrado en los últimos meses en la hasta ahora pujante calle del Teatro y alrededores.

Los damnificados superan la docena pues también hay pequeños empresarios que han tenido que echar la persiana en calles vecinas como Bazán, Médico Pascual Pérez, César Elguezábal, o Ángel Lozano, donde un negocio para todo lo que necesita el bebé que estaba al alza años atrás, muy conectado a las altas tecnologías, finalmente ha tenido que cerrar.

Pero en la calle del Teatro es sangrante pues ni su proximidad al emblemático edificio cultural de estilo neoclásico inaugurado en 1847 les libran de los cierres. En un paseo por esta vía se ven locales que se alquilan o traspasan, en una y otra acera, la mayoría de moda, pero también una tienda de antigüedades, un negocio de actividades inmobiliarias y el local esquina con la calle Castaños que antaño acogió una tienda de moda, más tarde la pastelería Torreblanca y últimamente una heladería, además muy amplia. Incluso frente al Teatro ha cerrado una tienda de fragancia y alta perfumería. En torno a un tercio de los establecimientos de la emblemática calle puede haber desaparecido y cada vez se ven más persianas cerradas y locales vacíos.

El pequeño comercio no puede hacer frente a los altísimos costes de los alquileres en el centro de Alicante y a esta razón se unen otras como la falta de inversiones de las administraciones públicas en una zona donde aún sobreviven unos 400 establecimientos (800 hasta la zona de Renfe), con una especial potencia de los que se integran en la ruta de eventos y ceremonias, referente a nivel nacional. Y una razón intangible pero no por ello, señalan los comerciantes, menos importante. «En la mente de muchas personas se ha instalado la idea de que la zona de compras de Alicante empieza en Maisonnave y que el centro es una zona de paso, y de caña, croqueta y cubata», señala el presidente de la asociación de comerciantes Corazón de Alicante, Vicente Armengol.

Los comerciantes destacan que ellos cuidan el interior de sus tiendas pero desde la puerta hacia fuera corresponde al Ayuntamiento, al que reclaman más inversiones en forma de una mayor limpieza, nuevas y cómodas aceras, mejor iluminación y seguridad, y detalles cuidados. «¿De qué sirve tener nuestros comercios actualizados, con el mejor producto y alto grado de especialización si luego el entorno presenta un aspecto dejado? Es algo inadmisible, hace falta que se pongan de nuevo en marcha proyectos como el plan centro o el pac Lucentum, que están estancados».