Los vecinos de la ciudad de Alicante han pagado al Consell (a la Entidad de Saneamiento) en los últimos siete años, en concreto en el periodo comprendido entre 2011 y 2018, 163,9 millones de euros por el canon de saneamiento, que se abona en el recibo del agua y que tiene un carácter finalista. Es decir, que ese dinero se debe reinvertir en proyectos para mejorar la gestión del agua en una ciudad en la que, sin embargo, han brillado prácticamente por su ausencia en los últimos años las obras para mejorar la reutilización del agua residual, ya que la Entidad de Saneamiento solo ha invertido 63,1 millones de euros, básicamente para sufragar los gastos de explotación de las plantas y obras menores. De esta manera, el Consell ha dispuesto a lo largo de este periodo de 100,8 millones de euros que no han revertido en la mejora de la depuración en Alicante.

Los rectores de la Entidad de Saneamiento tienen encima de sus mesas desde el pasado mes de julio una carta remitida por el Ayuntamiento en la que se pide más inversión tras analizar la situación en el último consejo de Aguas de Alicante, según explica Miguel Ángel Pavón, consejero de la sociedad mixta y edil de Guanyar, quien reclama, al igual que sus compañeros de Corporación, que se realicen una serie de obras con urgencia. El desdoblamiento de la estación de bombeo de San Gabriel (insuficiente hoy para enviar las aguas de lluvia a Rincón de León en el caso de aguaceros), el proyecto para la eliminación de los malos olores que produce la depuración de aguas en Rincón de León, y la construcción de un emisario submarino en la costa de San Gabriel, similar al que en su día se instaló en su día en la Albufereta. «De esta manera evitar que se viertan al mar aguas desde la depuradora, que afectan a la desembocadura del Barranco de las Ovejas y a la reserva de Tabarca», subraya Miguel Ángel Pavón, que recuerda que el texto final de la carta se consensuó con Ciudadanos y el propio alcalde. En ella se recogían también las demandas de los vecinos de San Gabriel y la Asociación Gran Vía Sur-Puerto.

La falta de un buen sistema de depuración del agua en la provincia de Alicante provoca, en medio de una sequía que dura ya cuatro años, que un 54% del agua residual que se trata anualmente en las plantas (65 hm3 de los 120 hm3) no pueda ser reutilizada por los agricultores debido a la mala calidad (alto contenido en sales principalmente), y a que muchas instalaciones, sobre todo en la costa, no están conectadas con el interior, que es donde realmente se necesita el caudal.

En total, en la provincia se depuran todos los años 120 hm3 de los que 55 hm3 se utilizan en el campo y 29,5 hm3 se vierten a los cauces en lo que se considera reutilización indirecta. Y todo a pesar de que los ciudadanos pagan al año unos 75 millones de euros correspondientes al canon de saneamiento que se creó en 1992 en el recibo del agua para financiar la construcción y funcionamiento de las depuradoras. El caudal que entra en las plantas equivaldría, con un buen sistema de depuración, a cinco meses del trasvase del Tajo.

Según el Instituto de Geografía de la Universidad de Alicante, el coste para mejorar la calidad del agua depurada sería de 0,25 euros por metro cúbico. Las plantas carecen del sistema de desalación de las aguas residuales tratadas que, si bien salen de la planta sin el contenido bacteriológico con el que llegan, mantienen un alto contenido en sal, lo que las hace inviables para la agricultura. Los agricultores recelan de estos caudales, debido a que no siempre tienen la calidad exigida, sobre todo para los productos que se exportan a los grandes hipermercados de España y el resto de Europa.