Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los agricultores reclaman 150 millones de euros por bloquear el Júcar-Vinalopó

La Junta Central de Usuarios demandará a Acuamed, a la que acusa de arruinar un patrimonio de 20.000 hectáreas por paralizar el convenio de explotación

Un agricultor supervisa una explotación de uva de mesa en Novelda, una de las poblaciones afectadas por el bloqueo que sufre el trasvase. E.Sánchez

La Junta Central de Usuarios del Trasvase Júcar-Vinalopó ha decido demandar a la empresa pública Acuamed y reclamarle 150 millones de euros por los daños que provoca la falta de agua en el sector agrícola que debiera regarse con caudales de Cullera, veinte mil hectáreas y una producción anual de 200 millones de euros, que desde hace un año solo ha recibido 6,3 hm³ gracias al riego de socorro aprobado en julio y que concluye a finales de este mes.

A partir de entonces y al no haber convenio de gestión (los regantes esperan desde diciembre de 2017 la firma definitiva), los agricultores volverán a quedarse sin agua porque tampoco tienen pozos con los que abastecerse debido a que los cerraron el año pasado al comenzar a recibir agua del grifo. La Junta Central de Usuarios ya presentó en julio una primera demanda contra Acuamed por la subida unilateral del precio del agua del riego de socorro, que enmendó al final el Consell al aprobar una subvención de 800.000 euros para pagar el agua. No obstante, los regantes no la han retirado y ahora anuncian el gran paso adelante exigiendo 150 millones en concepto el daño patrimonial.

La situación empieza a ser muy preocupante porque muchos agricultores tienen ya los acuíferos cerrados confiados en que la llegada del agua del Júcar -tampoco la que ellos querían por la merma de la calidad- comenzaría a tener regularidad. Casi un año después se han quedado sin agua del Júcar y también de los acuíferos.

Se trata del convenio para la gestión del trasvase Júcar-Vinalopó, que la exministra Isabel García Tejerina dejó sin cerrar, incapaz de llegar a plasmar negro sobre blanco un convenio tras más de dos años de negociaciones con los regantes alicantinos. Retraso que sigue con el actual Ejecutivo (cien días ya) al que se añade también lo que pueda ocurrir ahora con el Tajo-Segura.

Un trasvase que quedó garantizado con el PP, pese a sus mínimos, por el «memorándum» que subió la reserva en los embalses de Entrepeñas y Buendía a los 400 hm³ y que ahora corre el riesgo de saltar por los aires. El cambio climático aprieta y en Madrid, tanto con el PP, que al final siguió las directrices del PSOE, están convencidos de que la solución final pasa por aumentar el protagonismo de las desaladoras.

El Ministerio -primero Agricultura del PP y hoy Transición Ecológica del PSOE- tiene encima de la mesa desde diciembre de 2017 el convenio de explotación del trasvase, que es el instrumento que debe garantizar la llegada todos los años de 20 hm³. «Hemos renunciado a los 80 hm³ iniciales, aceptamos la toma de Cullera. ¿Qué más quieren? Acuamed debe mover ficha», subraya Andrés Martínez, presidente de la Junta Central. El presidente y todos los usuarios y regantes tienen a la empresa estatal en el punto de mira desde hace meses «Nos consta que en la Dirección General del Agua comparten nuestra desolación. En Acuamed parece que quieran arreglar sus problemas económicos con el dinero de los regantes y no lo vamos a consentir. La culpa de que hoy no llegue el agua del Júcar no es de la provincia de Alicante», asevera Martínez.

Un embalse con fugas

Un embalse con fugasSeis años se cumplen este mes desde que Aguas del Júcar -hoy integrada en Acuamed- vaciara en 2012 el embalse de San Diego, regulador del agua del Júcar que tenía que llegar a la provincia de Alicante. Se detectaron grietas y fugas, y se optó por cerrarlo y arreglarlo tras haberse gastado cerca de 40 millones de euros. No se ha hecho nada y solo se activó una pequeña zona para redistribuir agua que ya está seca. Ubicado entre los términos municipales de Font de la Figuera y Villena, era el punto final del Júcar-Vinalopó, tanto si la toma del agua se hiciera en Cortes de Pallás como en la actual de Cullera.

El Instituto Universitario de Geografía de la UA ha advertido en reiteradas ocasiones, no obstante, que el auténtico problema del río Júcar no es que se tenga que trasvasar agua del Júcar a Alicante. El problema es el acuífero de la Mancha Oriental, sobreexplotado, del que en Castilla-La Mancha se extraen todos los años 400 hm3 cuando sólo se disponen, como máximo, de 300 hm3 al año.

Compartir el artículo

stats