Permanentemente conectados, hasta el punto de quitar horas no solo al estudio o al ocio, sino incluso al sueño; con el reto de tener cuantos más contactos, mejor; y una dependencia del móvil que en los últimos tres años ha aumentado hasta doce puntos. Así es la relación habitual que tienen con internet y las redes sociales los jóvenes entre 14 y 24 años de edad.

El informe es fruto de un estudio llevado a cabo a partir de encuestas a 1.400 «Jóvenes en el mundo virtual: usos, prácticas y riesgos» en todas las comunidades, elaborado por los investigadores del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción.

Más del 60% de los jóvenes admite abiertamente el elevado grado de dependencia que sufren por permanecer conectados a través de las redes, creen que es «excesivo» el tiempo que dedican al móvil, la tablet o el ordenador, y que incluso se sienten saturados con «demasiada frecuencia».

Casi cuatro de cada diez entre los adolescentes se siente más dependientes y saturados con las redes sociales, en concreto, que con internet en general, por lo que sienten la necesidad imperiosa también de desconectar.

Más de la mitad de los encuestados también coinciden en que se pasan la vida mirando al móvil porque lo hacen «constantemente», bajo el impulso de comprobar «si ha pasado algo nuevo». En un 35% de los casos lo hacen incluso por la calle. El porcentaje desciende cuando están en clase, pero apenas cinco puntos menos, casi en uno de cada tres casos.

Ese mismo porcentaje de adolescentes sostiene que solo están pendientes de su smartphone cuando esperan un mensaje o una llamada.

Encerrados

Los elevados niveles de dependencia de los jóvenes con las redes sociales se traducen, por otra parte, en una importante merma del tiempo que dedican a otras actividades: estudiar, leer, hacer deporte, ver la tele, estar con amigos, ir al cine o a conciertos, e incluso al necesario sueño reparador.

Con respecto a los datos que este mismo estudio arrojó hace tres años, los niveles de desatención han aumentado entre los adolescentes hasta doce puntos. Prácticamente la mitad de ellos reconocen que reducen significativamente el tiempo que dedican a estudiar, leer o a dormir con tal de seguir conectados.

El contacto con los amigos va también a peor, porque aumenta en nueve puntos el tiempo que restan a sus amistades por seguir conectados a la red.

Los investigadores constatan asimismo un uso no del todo inocente de las redes sociales, ya que dos de cada diez adolescentes admite haber visitado webs de contenido «duro y peligroso» en el último año.

Se trata de páginas con información sobre cómo conseguir una extrema delgadez, como hacer daño a otros o cómo autolesionarse.

Y hasta en un 40% de los casos visitan páginas donde se publican mensajes que atacan a determinados colectivos o donde se habla y se comparten experiencias sobre el consumo de drogas.

Ciberbullying

El estudio aborda, por otra parte, el maltrato y acoso a través de las redes. Uno de cada tres jóvenes señala que se ha sentido acosado reiteradamente via online, y el 19% de ellos admite a su vez que ha ejercido ese mismo tipo de maltrato. Los expertos concluyen que si se ha sufrido maltrato existe el doble de probabilidades de ser a su vez maltratador.

También un porcentaje menor de entre los encuestados, del 10% al 16%, confiesa que en alguna ocasión ha usado su contraseña o teléfono para acceder a información privada; que ha perdido dinero porque le han «engañado» en internet; o que algún desconocido ha suplantado su personalidad en las redes.

Los expertos concluyen que las nuevas tecnologías han dado lugar a una nueva forma de acoso muy negativa y a erradicar, el ciberbullying, que puede contrarrestarse «bloqueando» en la red a los acosadores para que no puedan ponerse en contacto.